La Conferencia del Episcopado Mexicano designó al arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, presidente de la Pastoral Litúrgica, una de las áreas prioritarias para la iglesia católica en México, ya que además de la formación eclesiástica, promueve la conservación de los bienes eclesiásticos.

El arzobispo estará en el cargo hasta el año 2024 y entre las funciones de acuerdo a la página del episcopado, se encuentra el promover la celebración digna de la liturgia en las provincias y diócesis de México para lograr la participación fructuosa y la expresión de la belleza del “ars celebrandi”.

Destaca entre las funciones de la pastoral la dimensión episcopal del cuidado de los bienes eclesiásticos y el arte sacro

El objetivo de ésta área es el ofrecer un servicio subsidiario para cada una de las diócesis, por medio de las Provincias Eclesiásticas, acompañando la formación permanente, para crear equipos profesionales, con encargo de la conservación de los bienes eclesiásticos y culturales, que actúen como consejo para sus obispos, quienes como últimos responsables reciben la custodia de estos bienes por parte de la Iglesia y del estado.

Los desafíos que deberá promover el ministro poblano son el cuidado de los bienes eclesiásticos y el arte sacro debe ser fomentado esmerada y responsablemente, sin descuidar su necesaria referencia a la celebración litúrgica.

“Necesidad de formación y conocimiento para la conservación del patrimonio cultural, así como para la creación de nuevas obras realmente artísticas al servicio de la celebración.”

Otros trabajos a realizar son la comunicación y coordinación con las Provincias eclesiásticas y diócesis para promover la pastoral y formación litúrgicas.

Impulsar la formación litúrgica a través de los encuentros de comisiones diocesanas para la pastoral litúrgica y las Semanas de estudio, oración y convivencia de la Sociedad Mexicana de Liturgistas.

Integrar la formación litúrgica como parte de la formación permanente de los presbíteros, con intercambio y ayuda de la Dimensión del Clero.

Atender la formación litúrgica de todos los sacramentos, que ayude cada vez más a lograr una participación activa, plena, consciente y fructuosa en la celebración del Misterio Pascual de Cristo, y que incida en una vida cristiana congruente con la fe profesada y celebrada.