Felipe Carpinteyro Aguilar ”Carpy”, sin poder mirarlos a los ojos, pero con lágrimas y todavía algo de rencor, encaró a sus presuntos victimarios, tras dos años de que lo dejaron con lesiones graves en silla de ruedas.

Han pasado más de dos años desde el intento de asalto que lo llevó a estar postrado a una silla de ruedas y por fin pudo declarar ante un juez en el juicio en contra de las personas que lo atacaron y cambiaron su vida.

La vida de Carpy, cambió drásticamente cuando fue lesionado por tres disparos en un asalto cuando salía del banco en 2022, por dos sujetos, que se encuentran detenidos. 

En entrevista para Intolerancia Diario, informó que el pasado miércoles acudió a la penúltima audiencia, en la que rompió en llanto al revivir esos momentos amargos e inclusive en orar por sus agresores.

Apenas en septiembre pasado fue aprobada la llamada “Ley Carpy” que lleva su nombre, la que otorga protección a las víctimas de un delito en el estado de Puebla.

La reforma es para que estas víctimas reciban la atención médica que requieran de forma gratuita y permanente.

Contrariamente es un apoyo que Felipe “Carpy” no podrá acceder, incluso ahora aunque está colaborando para la televisora del Estado Sicom, no recibe sueldo desde hace 5 meses y ahora tiene que vender diversos artículos para sobrevivir. 

Entre lágrimas venciendo al rencor

Felipe, relató que supone que ya fue la penúltima audiencia, en la que dio su declaración ante el juez; resumió en la misma los hechos y ahora le toca al juez dictar sentencia.

“No pude ni mirarlos a los ojos, porque estoy trabajando en el proceso del perdón, es un suceso que aún me duele recordar”, recordó.

Reconoció de este modo que aún no ha sanado esa parte, “de repente sentía el odio, el coraje y de repente también la tristeza de estar allí postrado en una silla de ruedas”, dijo al explicar que evitaba ver a sus victimarios para evitar el reto de las miradas.

“Me tocó llorar, me permitió sacar todos mis sentimientos, cuando me preguntaron exactamente como pasaron los hechos. Pues lloré”, relató.

Indicó que es un tema difícil que tuvo que revivir, “aparte lo estás contando de frente a las personas que te lo hicieron y es super doloroso”, dijo.

“Agradecí en su momento que ya fuera para mi la parte final del proceso. Más de dos años de proceso judicial, mejor ya sacar todo esto y ya nos seguimos”, comentó.

Indicó que en estos dos años ha pasado cientos de noches de preocupaciones, “era, mañana vamos a ir y luego nos cancelaba, yo denunciaba que las audiencias las posponían, yo gastaba en traslados”, recordó.

“Fueron dos años que aparte de sacar fuerzas para mi recuperación, tengo que sacar fuerzas para seguir un proceso judicial que es muy desgastante y difícil”.

Asimismo, subrayó que tuvo que gastar mucho dinero al pagar a un abogado particular, pero llegó el momento que ya no pudo. “Ya no me alcanzó el dinero y acabamos con el abogado de oficio”.

“Ya hice mi parte como ciudadano de denunciar y seguir el proceso, ahora depende del Poder Judicial y del juez el que evalúen y dicten sentencia”, sostuvo.

Ya no espero tanto una reparación económica porque dijeron (los inculpados) desde un principio que no tenían dinero para reparar el daño. Me dijeron que aunque me dieran 2 millones de pesos, nunca van a reparar lo que hicieron.

-¿Qué viene?

Otra audiencia y de ahí la resolución del juez (…) La audiencia es para desestimar ciertas cosas y ya de ahí se cita para que el juez dicte resolución.

-¿Su familia (de los detenidos) se ha intentado acercar?

-Solamente tres veces vía WhatsApp y telefónica, se supone que la esposa del que me disparó me escribió, pero nunca le respondí y la bloqueaba en esos momentos.

“Me escribió cuando tenía dos o tres meses de lo que había pasado, me escribía de números diferentes, pero la bloqueaba siempre”, dijo.

Desconoció cuántos años de pena han solicitado de pena, por robo e intento de homicidio agravado, cuando ellos buscaban que solo se procesara por robo.

“Al dar unas palabras que solicité al juez al final de la audiencia lloré otra vez, les dije que ese día me robaron más que 40 mil pesos, me robaron prácticamente mi vida”, recordó.

“Muchas veces he llorado, muchas veces he pensado que es mejor no vivir porque me he sentido una carga para mi familia, pero estoy trabajando en eso”, dijo al referir lo que ha pasado en dos años.

“Todos los días oro para que Dios me permita perdonarlos algún día y que ellos encuentren la paz que necesita su alma”.

“Es difícil aceptarlo, pero perdonar o intentar perdonar a una persona es difícil, pero tampoco quiero guardar rencores hacia ellos, si mis oraciones sirven para que sus vidas cambien o se acerquen al lafo bueno de la vida, estaré supercontento, aunque mucha a veces salen peor de la cárcel, espero que ellos salgan mejor”, dijo finalmente con el corazón.

El suplicio o calvario 

El 1 junio de 2022, Felipe Carpinteyro estuvo en las puertas de la muerte, tras ser baleado tras retirar dinero a una sucursal bancaria en la colonia Xilotzingo.  

Después, sus agresores fueron capturados y forman parte de la banda de “Los Cuasi”, en Puebla. 

Pero desde ese momento, tuvo que entrar se urgencia a la sala de operaciones en el Hospital de Traumatología del Sector Salud estatal. 

El joven de ahora 33 años de edad, recibió tres balazos que le dañaron un riñón, parte de un pulmón y diafragma, además de perder la movilidad de la cintura hacia abajo. 

Para una de las operaciones pidieron 100 mil pesos, cantidad muy fuerte que no contaban los familiares, por lo que tuvieron que pedir prestado en distintos lugares. 

Posteriormente empezaron a surgir más gastos, debido a que al no poder moverse por estar conectado a mangueras y aparatos, le empezaron a surgir ulceras, para lo cual se tenia que gastar en medicamentos. 

“Estaba analizando que en mi caso por ejemplo, hasta ir al baño me cuesta dinero, para orinar gasto 50 pesos cada vez, porque tengo que sondearme, tengo que comprar sondas, mangueras y lubricante”. 

Felipe aún requiere de atención médica, por lo que precisa de la donación de sábanas, pañales, gasas, objetos para su bazar y cualquier apoyo. 

Para ello, dispone de la cuenta bancaria de cheques 0866724775 de Banorte, a nombre de Felipe Carpinteyro, o bien, puedes contactarlo vía Facebook como Felipe Carpy y a través de correo electrónico [email protected] 

El dato: malas instalaciones

Lamentó que la Sala de Audiencias del Poder Judicial del estado, no tenga la infraestructura para facilitar la movilidad de las personas como discapacidad.

Dio por ejemplo que la sala está a desnivel, por lo que tuvo que bajar escalones para que pudiera dar su declaración.

“Son cosas pequeñas aq lo mejor, pero si son importantes, sobre todo que no se espera en un edificio público y que es nuevo, el que en teoría debe ser un edificio accesible para todos”, dijo al señalar que donde está ubicado, cerca del penal de San Miguel, su acceso “es terrible”.