Pese a que México se ubica en el séptimo lugar mundial de producción de cabezas de ganado, se sigue importando al menos 40 por ciento de esta producción.

De acuerdo a datos proporcionados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), al menos uno de cada dos kilos de la carne de ganado que se consume en México es de importación.

De ahí que haya una postura generalizada en la revisión del Tratado de Libre Comercio (TLCAN) que desde 1998 tienen Estados Unidos, México y Canadá.

México se ubica como un destino importante para la colocación de esos excedentes, en virtud de disponer de cupos libres de arancel manejados bajo el mecanismo de salvaguarda en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que para el año de 1998 ascendió a 365 mil cabezas de porcinos para abasto y 71 mil 360 toneladas de carnes frescas, refrigeradas o congeladas. 

La suma total de todos los volúmenes de importación considerando la equivalencia en carne importada para abasto arroja un total de 299 mil 500 toneladas.

El delegado en Puebla de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, Alberto Jiménez Merino, señaló que es necesaria una revisión a los beneficios que ha dejado a México el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.

El funcionario federal aseveró que desafortunadamente en México, de cada dos kilos de carne que se consumen al menos uno es de importación de otros países, lo cual ha impedido el crecimiento de esta actividad.

Indicó que lo anterior ha obligado al Gobierno de la República a conformar programas de repoblación animal con el apoyo de esta instancia de gobierno para hacer más competitivos a los productores.

“Se está apoyando con recursos programas de alimentación para ganado, apoyos en infraestructura y tecnología para mejorar las características de las cabezas de ganado”.

Sin embargo, Jiménez Merino admitió que este apoyo no ha cambiado las estrategias de exportación ganadera hacia los países que conforman el bloque del Tratado de Libre Comercio, pues en el caso de Estados Unidos es el principal exportador a nuestro país.

Precisó que, en consecuencia, será necesario hacer una revisión a fondo cada uno de los ordenamientos para modificarlos a favor de una mayor productividad de exportación de ganado del país.

No obstante, el incremento en la producción e importación de carne, éste servirá para cubrir en parte las demandas de la industria para exportación y el incremento de la población, pero no se registró durante  2011 un aumento tangible en el consumo de carne por los mexicanos. 

Las entidades que destacan por poseer más cabezas de ganado en México son: Veracruz, Chihuahua, Jalisco, Sonora y Zacatecas. 
Las principales razas de México son la Holstein, Suiza, Jersey, Aberdeen, Angus y Herford.

Sin embargo, en las últimas décadas este tipo de ganado ha mejorado en raza con las importaciones de ganado holandés, suizo, inglés y norteamericano.

El inventario nacional de cerdos distribuido por regiones se divide en la del Bajío, con una participación aproximada de 24 por ciento, seguida por la centro-oriental con 23 por ciento, la noroccidental con 13 por ciento y la región sur con 22 por ciento; el restante 18 por ciento se encuentra distribuido en el resto del país. 

Mexicanos reducen consumo de carne
De acuerdo al Compendio Estadístico 2012 del Consejo Mexicano de la Carne, para el sector cárnico 2011 conllevó una recuperación en el nivel de producción de tal manera que durante este año el valor de la producción se incrementó 3 puntos porcentuales, aunque su participación con respecto al PIB de alimentos y agropecuario muestra una reducción, ésta se debió al dinamismo positivo de otros sectores de la economía. 

La matanza utiliza trabajadores en un proporción de 84 por ciento obreros y 16 por ciento empleados laborando en promedio al mes cada subsector de la industria cárnica. 

No obstante, el incremento en la producción e importación de carne, éste servirá para cubrir en parte las demandas de la industria para exportación y el incremento de la población, pero no se registró durante 2011 un aumento tangible en el consumo de carne por los mexicanos. 

A pesar de que la tasa de desempleo se esté reduciendo (5.04 por ciento de la PEA en diciembre de 2011), la falta de empleos formales o fijos sigue manteniendo el poder adquisitivo de los mexicanos en niveles que restringe a las familias incrementar el gasto promedio dedicado a la compra de proteína cárnica, el poder adquisitivo de la economía mexicana no ha alcanzado los niveles anteriores a la crisis financiera de 2008 y de los efectos del brote de influenza AH1N1 a principios de 2009. 

Según la encuesta de ingreso-gasto de INEGI, las familias mexicanas gastan  32.7 por ciento de su ingreso corriente trimestral en la compra de alimentos, bebidas y tabaco, monto del cual 22.2 por ciento se concentra en la compra de carne; sin embargo, ésta varía conforme al nivel de ingreso de la población. 

La tendencia a la alza en los precios internacionales de la carne de res y cerdo principalmente, seguirá promoviendo la diversificación de las exportaciones de carne.

Explotación por entidad federativa
La porcicultura nacional está formada por tres estratos productivos: la producción de traspatio, la semitecnificada y la tecnificada. 
El sistema tecnificado contribuye con 57 por ciento de la producción, el semitecnificado con 15 por ciento y la producción de traspatio aporta 28 por ciento del total.

Porcicultura de traspatio. Forma parte de la tradición productiva del campo mexicano. Donde se alimenta a pequeñas piaras con los desperdicios del consumo doméstico y se les atiende con base en la fuerza de trabajo familiar. Permite el autoconsumo de alimentos de alto valor biológico.

El sistema de traspatio corresponde a 28 por ciento del inventario porcícola del país. 

En Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz más de 70 por ciento de los cerdos son “criollos” y en proporciones semejantes pertenecen al sector ejidal; le siguen los estados de México, Michoacán y Guanajuato, con 30 a 55 por ciento de animales criollos y muy baja productividad. Respecto a las características tecnológicas, en el 35.7 por ciento de las unidades porcícolas no se vacuna, no se desparasita y no se proporciona alimento balanceado.

Porcicultura semitecnificada. Contribuye con un 15 por ciento de la producción nacional; las piaras están compuestas, en promedio, de 150 a 500 vientres y el tamaño de las empresas tiene gran variabilidad.

Porcicultura tecnificada. Contribuye con el restante 57 por ciento de la producción. La piara que mantiene abarca 30 por ciento de las existencias nacionales, con manadas promedio que van desde 300 a mil animales por unidad, aunque existen algunas empresas con alta tecnología que llegan a manejar cantidades de 5 mil vientres o más, donde sus parámetros productivos con instalaciones modernas automatizadas son equiparables a los existentes en países con alto desarrollo, como Estados Unidos y Canadá.