Ya fue identificado el segundo ejecutado, hallado en las inmediaciones del municipio de Azumbilla, Tehuacán, se trata de Javier Pérez Monrroy, quien tenía 28 años de edad, no tenía un empleo fijo y desde el 14 de septiembre del 2011 había dejado de trabajar como personal de seguridad y custodia del Centro de Reinserción Social de Tecamachalco. SE presume que este hombre y el hondureño Elvin Montufar Hernández —primer ejecutado— eran miembros del crimen organizado.

La noche del lunes 27 de febrero, la Procuraduría General de Justicia (PGJ), hizo oficial la identidad del segundo de los torturados y asesinados con disparos de arma de fuego en la cabeza, tratándose de un ex servidor público, que mientras estuvo en activo conoció y mantuvo contacto con  Elvin, cosiderado de alta peligrosidad, a grado tal que de la cárcel de Tecamachalco fue enviado al Penal de Mediana Seguridad de Tepexi de Rodríguez, donde obtuvo su libertad por razones aún desconocidas.

De acuerdo a la declaración de Gabriela Arellano Santos, de 25 años de edad, esposa y ahora viuda del ex custodio, este salió de su casa, el 14 de febrero, le dijo que iba a trabajar con Elvin y después volvió a saber de él al siguiente día, cuando le llamó por su celular y le dijo que estaba bien. Más tarde ella le llamó y Javier ya no le volvió a contestar.

Quienes investigan el caso presumen que el día 15 de febrero fue cuando “levantaron” a los dos hombres, después los mantuvieron privados de su libertad hasta el día 21, en todo ese lapso los sometieron a diversas torturas hasta que los ejecutaron y los dejaron cerca de Azumbilla, para que fueran hallados tres días después.

Atando cabos

Elvin Montufar Hernández, ingresó en el año del 2010 al Cereso de Tecamachalco, acusado por el delito de robo de vehículo calificado, se hizo amigo de Javier Pérez Monrroy, quien se desempeñaba como custodio y justo el día que este fue dado de baja al hondureño lo trasladaron al Penal de Tepexi de Rodríguez.

Una vez que Elvin obtuvo su libertad se reunió con Javier en Tecamachalco, este tenía su domicilio en el 102 de la calle Paso del Norte, en el Barrio de Xochimilco.

Los dos sujetos se dejaban ver por la calle, de hecho no pasaron de inadvertidos por elementos de la Policía Ministerial, sin embargo no fueron molestados porque se manejaban con “bajo perfiñ”.

Sobre el motivo de la muerte de estos dos hombre se dijo pudo haberse tratado de un ajuste de cuentas entre mafiosos o que la misma organización criminal a la que pertenecían decidió “quitarlos del camino”.