El ex presidente Manuel Zelaya fue derrocado por un golpe militar el 28 de junio del 2009 a la mitad de un proceso de consulta popular que a ojos de sus opositores pretendía usar para perpetuarse en el poder. El ex gobernante llegó a Tegucigalpa junto a varios de sus ex colaboradores, poniendo fin a 16 meses de exilio en República Dominicana. 

Este retorno de Zelaya allanaría el camino a la reincorporación de Honduras a la Organización de Estados Americanos (OEA), organismo del que fue suspendido el 4 de julio del 2009 tras el golpe militar.

Zelaya regresó a Honduras después de firmar el domingo en Cartagena de Indias un acuerdo con el presidente hondureño, Porfirio Lobo, que le garantiza su retorno seguro al país cesando una persecución judicial en su contra por presunta corrupción.

Prometió que continuará su campaña política por lograr los cambios que trató de impulsar y para ello llamó a los suyos a que continúen la lucha para la convocatoria a la asamblea constituyente que redacte una nueva Constitución política que le permita en el futuro volver al poder.

“Reconozco que sin la firma del presidente Lobo ésto no hubiera sido posible. Lobo ha tenido un gesto y eso hay que reconocerlo”, manifestó Zelaya ante sus seguidores, que no aprobaron sus palabras hacia quien consideran uno de los responsables del golpe de Estado.