La chica, cuya identidad no ha sido revelada, publicó un anuncio acompañado de fotografías personales en la red social Welbo, muy popular en el país asiático; en él se ofrecía a mantener relaciones sexuales a cambio del ansiado smartphone, después de que su madre se negase a comprarlo. Las redes arden, el debate está servido: “Qué puede llevar a una persona a ofrecer su virginidad a cambio de un gadget, un mero cacharro tecnológico” se preguntan los usuarios en Twitter y en blogs especializados como Tengo un Mac.
Más allá de las consideraciones, secundarias, sobre el impacto que estas noticias tienen en la imagen de Apple como marca, esta nueva fiebre por conseguir los últimos artilugios tecnológicos podría tener una explicación sencilla: Siempre ha habido personas dispuestas a ofrecer sexo o incluso un órgano a cambio de los caprichos más insospechados, pero hasta la llegada de Internet no contaban con un medio capaz de ponerlas en contacto con sus potenciales “clientes”. La red, como sostiene el escritor argentino Hernán Casciari en su último libro, se habría convertido para ellas en “El nuevo paraíso de los tontos”.