Estados Unidos despilfarró entre 31 y 60 mil millones de dólares en las guerras en Irak y Afganistán, debido a un “comportamiento criminal, a una “pobre supervisión” o a “flagrante corrupción”, anunció hoy una comisión independiente.

La Comisión de Contratos en Tiempos de Guerra en Irak y Afganistán concluyó que una gran proporción del dinero mal gastado en la última década pudiera haberse evitado de haber existido los mecanismos apropiados de rendición de cuentas en las contrataciones.

“Un comportamiento criminal y una flagrante corrupción desvían dólares de lo que de otra manera hubieran sido proyectos exitosos y contribuyen a un clima en donde grandes cantidades de dispendio son aceptadas como la norma”, señaló el panel.

Se estima que los contratos otorgados por el gobierno estadunidense a empresas privadas en apoyo a las operaciones militares en Irak y Afganistán ascenderá a 206 mil millones de dólares para finales del año fiscal 2011.

Los principales contratos corresponden por una parte a actividades de logísticas para las tropas estadunidenses –alimentación, transporte, seguridad de funcionarios civiles— y por otra parte ejecución de programas locales, como entrenamiento policial o militar.

La Comisión, creada en 2008 por el Congreso e integrada por demócratas y republicanos, consideró como un “despilfarro” aquellos programas que aún cuando no haya sufrido desviaciones de dinero, fueron inadecuados para las necesidades culturales, políticas y económicas locales.

Al respecto señaló que la falta de un sistema de supervisión, aunado a un mal desempeño de los contratistas, representa no sólo un dispendio con dinero público, sino potencialmente puede derivas en la pérdidas de vidas.

El reporte, divulgado en medio del receso legislativo del verano, sostuvo que a menos que se hagan cambios inmediatos a los esquemas de contratación, continuará el despilfarro a cuenta del erario estadunidense.

La Comisión propuso por ejemplo crear dos nuevas oficinas en la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca y en el Consejo de Seguridad Nacional a fin de dar “supervisión y dirección estratégica” a las contrataciones.

Asimismo propuso crear una oficina permanente de inspector general dedicada a las operaciones de contingencia, hacer más estricto el cumplimiento de los contratos y aplicar nuevas herramientas para asegurar el la consecución de los objetivos.

“La necesidad para la reforma es urgente… La seguridad de la nación demanda nada menos que reformas integrales”, concluyó.