La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó hoy el asesinato de las periodistas mexicanas Marcela Yarce Viveros y Rocío González Trápaga.

Aunque el móvil de los crímenes se desconoce, la Relatoría consideró indispensable investigar a fondo la hipótesis según la cual los asesinatos de ambas mujeres podrían haber sido motivados por su ejercicio profesional.

En un comunicado, la Relatoría urgió a “esclarecer las circunstancias de las muertes, identificar y sancionar a los responsables y reparar de manera justa a los familiares de las víctimas”.

Los cuerpos de las periodistas, que presentaban marcas de violencia, fueron encontrados el pasado 1 de septiembre en el parque El Mirador, en la delegación Iztapalapa, al oriente de la capital mexicana.

De acuerdo con la información recabada, las periodistas tenían una cita la noche del 31 de agosto. El último contacto que se tuvo con ellas habría sido alrededor de las 22:00 horas.

Marcela Yarce fue una de las fundadoras de la revista Contralínea, reportera y encargada de relaciones públicas de esa publicación.

Por su parte, Rocío González era periodista independiente y se había desempeñado como reportera de los noticieros de la cadena Televisa.