La frecuencia y magnitud de los incendios ha aumentado en muchos países en los últimos años debido al cambio climático y a la falta de políticas de gestión de esos fenómenos, advirtió la Asociación de Colaboración en materia de Bosques (ACB).

Los países deben prestar más atención a la gestión de los diversos paisajes externos a los bosques a fin de evitar el 95 por ciento de los incendios forestales derivados de actividades humanas que se practican en los bosques y las zonas adyacentes”, señaló la ACB en un comunicado fechado en Roma.

"En muchos casos los incendios se inician en tierras agrícolas o de pastoreo y se propagan rápidamente en los bosques cercanos”, indicó Pieter van Lierop, experto de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAOI en gestión de incendios forestales).

Cuando se sigue quemando basura y residuos de los cultivos, o la vegetación para abrir tierras al cultivo o la construcción, o los pastizales para intensificar su productividad, siempre existe el peligro de desencadenar grandes incendios de la vegetación o forestales, sobre todo si el clima es seco y caliente.”, añadió.

Destacó que es de vital importancia tener presente la prevención de incendios y un uso correcto del fuego, no sólo en los bosques sino también en otras partes del paisaje, en particular en las tierras aledañas a los bosques.

Por ejemplo, se debe tratar de no establecer grandes superficies de bosques homogéneos en regiones de vegetación propensa a los incendios, que suele intensificarlos, y mantener en cambio un paisaje variado, con cortafuegos naturales logrados mediante la combinación de diferentes usos de la tierra.

Asimismo, contribuye a evitar grandes incendios quemar los desechos agrícolas al inicio de la temporada seca, antes de que el paisaje circundante se haya secado demasiado, y no quemarlos cuando soplen vientos fuertes.

La ACB recordó que los megaincendios que hubo en Federación de Rusia el año pasado perjudicaron más de 14 millones de hectáreas, cobraron más de 50 vidas humanas y casi fue imposible controlarlos, más que nada porque las turberas cercanas se habían drenado para regar las tierras agrícolas adyacentes.

Esto a su vez repercutió en los bosques colindantes, que también se secaron más. La experiencia ha demostrado que es casi imposible extinguir los incendios que se producen en las turberas”, dijo.

La ACB hizo hincapié en que la frecuencia e intensidad de los incendios forestales podrían reducirse incorporando la gestión de incendios en las estrategias más amplias de ordenación del paisaje y con un enfoque más integrado para combatir los incendios, que comprenda no sólo su extinción sino también prevención, control de quemas, alerta temprana y preparación.

La Asociación, que consta de 14 organizaciones internacionales y secretarías, reconoció que todo esto requiere una mayor inversión.

"Como casi todos los incendios son de origen antropogénico, los países deben invertir más en estrategias integradas de gestión de incendios, especialmente en el ámbito, frecuentemente desatendido, de la prevención”, añadió Van Lierop.

Advirtió que también se deberá prestar más atención a dar seguimiento a las emisiones de carbono producidas por los incendios, por su contribución potencial al cambio climático. “Hay que impartir capacitación a las comunidades locales para prevenir los incendios de la vegetación durante todo el año y no sólo en la temporada de incendios", señaló.