“Hicimos mucho en 20 años, pero necesitamos cambios que no sean parches. Hoy el tema fundamental en Chile es la inequidad y la pregunta es cómo hacemos para construir un país más equitativo”, dijo el ex gobernante (2000-2006).
El movimiento estudiantil que ha paralizado gran parte de los planteles de educación media y superior de Chile ha puesto en jaque al modelo de desarrollo que se convirtió en referente en América Latina durante las últimas dos décadas.
Los estudiantes exigen mayor apoyo estatal a la educación e incluso la gratuidad de la enseñanza en plantes públicos, en un sistema en el que el 31.1 por ciento del financiamiento corre por cuenta de las familias, el porcentaje más alto de Latinoamérica.
Ese porcentaje sube a 79.2 por ciento en la educación superior, la tasa más alta del mundo.
Lagos, uno de los artífices del modelo de desarrollo que ha seguido este país sudamericano, está convencido de que ha llegado la hora de ajustar la estrategia. “Hay que mantener lo que hay y ver cómo logramos dar un salto cualitativo”, señaló.
El denominado modelo chileno se comenzó a fraguar durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990), que emprendió una reforma económica estructural que abrió el paso a una economía de mercado y que acotó el papel del Estado.
Pinochet privatizó gran parte de la educación, la salud, el sistema de pensiones y los servicios públicos y, tras la crisis de la deuda de los 80, saneó las finanzas públicas mediante un esquema ejecutado por los Chicago Boys chilenos.
Tras el fin de la dictadura, en 1990, los gobiernos de la centroizquierdista Concertación de Partidos por la Democracia, entre ellos el de Lagos, mantuvieron los fundamentos macroeconómicos pero introdujeron una agresiva política social.
Chile creció durante las dos últimas décadas a una tasa promedio anual de 5.02 por ciento, superior en casi dos puntos a la media latinoamericana, al tiempo que entre 1990 y 2010 la pobreza pasó del 38.6 al 11.5 por ciento.
En la actualidad, Chile es el país de la región con más baja tasa de pobreza y con el más alto ingreso per cápita, con 15 mil 874 dólares estimados en paridad de poder de compra.
“Chile es hoy un país de clase media y es la clase media la que está demandando mejores condiciones de vida, más equidad, y es hora de hacer ajustes”, señaló Lagos, un ex gobernante del Partido Socialista (PS), integrante de la Concertación.
Para el analista Héctor Soto, el movimiento estudiantil es una expresión del descontento de la clase media emergente que se ha beneficiado del desarrollo pero a la cual le resulta muy difícil sostener sus niveles de consumo y educar a sus hijos.
El grueso de los beneficios de la bonanza económica que vive Chile se ha concentrado en las élites económicas del país.
El economista Ricardo Ffrench-Davis dijo que Chile figura entre los 12 países más inequitativos del mundo, ya que el decil más pobre de la población recibe un 1.3 por ciento del ingreso, mientras que el decil más rico percibe el 40 por ciento.
“Esto quiere decir que el 10 por ciento más rico del país tiene un nivel de ingresos que es 30 veces superior al del 10 por ciento más pobre”, afirmó el doctor en Economía por la Universidad de Chicago y dijo que ese es un factor a revertir.