China prevé un crecimiento económico de entre el 7.0 y el 8.0 por ciento para 2012, frente al 9.2 de 2011, debido a la crisis en Occidente, y se acerca al “fin de su modelo de desarrollo económico rápido”.
En declaraciones a la prensa, el director general del departamento de macroeconomía del Consejo de Estado chino, Yu Bin, señaló que buscan acelerar la transformación de su economía hacia un modelo más orientado al consumo interno, y menos a las exportaciones.
Explicó que el gigante asiático se ha marcado como objetivo un crecimiento de entre el 7.0 y el 8.0 por ciento para 2012, al tiempo que Pekín adopta medidas para una mayor redistribución de la renta, con especial énfasis en el campo.
“China se acerca al fin de su modelo de desarrollo de crecimiento económico rápido”, dijo el funcionario, en referencia a las tasas de crecimiento cercanas al 10 por ciento que China registró en los últimos 30 años.
Yu indicó que China prevé una situación complicada para la economía mundial en 2012, ante lo cual Pekín quiere acelerar en las reformas económicas y avanzar hacia un nuevo modelo.
El “nuevo modelo económico de China” se refiere comúnmente a los planes de Pekín para reducir su dependencia de las exportaciones a Occidente y fomentar el consumo interno en China, donde existe ya una clase media de entre 200 y 300 millones de personas.
“La desaceleración de la economía desembocará en una caída de la inflación y nos permitirá ajustes en la economía”, agregó, en referencia al fomento del consumo doméstico, que no acaba de despegar en China, pero que Pekín quiere que sirva para paliar el retroceso de las exportaciones.
“Pese a la moderación del Índice de Precios al Consumo (IPC), la presión inflacionaria persistirá en la economía china a largo plazo. La recomendación es que el gobierno aumente la tolerancia a la inflación”, dijo la fuente.
El gobierno central, consciente de los riesgos de provocar una revuelta social que tiene el aumento de los precios, aplicó durante 2011 medidas restrictivas para enfriar la crecida de los precios de los productos, en especial los alimentos.
“El aumento de los costes laborales está fomentando la inflación en los productos que no son alimentos. Esto es una tendencia nueva”, dijo Yu a la prensa.
Explicó que las decisiones adoptadas en Conferencia de Trabajo sobre la Economía Central, la cita anual más importante de la economía china que reunió a los líderes del Partido Comunista y del gobierno de lunes a miércoles.
China advirtió ayer que prevé una situación “extremadamente severa y complicada” para la economía mundial en 2012, como consecuencia del impacto de la crisis en Europa y Estados Unidos, donde se cierne el fantasma de la recesión.
Las exportaciones –uno de los pilares de la economía de China- hacia la Unión Europea cayeron un 10 por ciento entre septiembre y octubre, a causa de una demanda decreciente por parte del Viejo Continente, y no se espera que haya mejoras a corto plazo.
“No creo que las exportaciones chinas crezcan, como este año, un 20 por ciento en 2012. Incluso sin recesión en Occidente] creo que sólo crecerán un 10 por ciento”, estimó Yu, quien por otra parte rechazó que Pekín pueda adoptar otro paquete de estímulo fiscal masivo como el adoptado en 2008.
Yu dijo que el yuan –la moneda china que Europa y Estados Unidos piden a Pekín que reevalúe- sufrirá este año “mayor presión” por la caída del crecimiento y las exportaciones, por lo que no descartó que haya una desaceleración en la apreciación frente al dólar.
“Desde 2005 el yuan se ha apreciado un 30 por ciento respecto al dólar”, recordó.
Algunos senadores estadunidenses estiman que la devaluación artificial del yuan por parte de Pekín, que podría alcanzar hasta un 30 por ciento según los expertos, está dañando la industria exportadora estadunidense.
China, primera potencia exportadora mundial, defiende la apreciación progresiva para que sus ventas al exterior –que proporcionan decenas de millones de empleos en las fábricas del este y el sur del país- no caigan en picada y destruyan el principal motor privado de la economía.
Pero Estados Unidos y la Unión Europea –que tienen enormes déficits comerciales con China- reclaman desde hace años mayor flexibilidad del yuan para que las exportaciones chinas compitan en el mercado internacional en igualdad de condiciones que el resto de países.