Los equipos de rescate buscaban hoy en el mar y en casas anegadas a más de 800 desaparecidos tras las inundaciones que afectan al sur de Filipinas, cuando el número de víctimas mortales ha superado las 650 personas. La Cruz Roja en el país ha confirmado las cifras del desastre que golpeó principalmente las poblaciones de Cagayan de Oro e Iligan, en la isla de Mindanao, en el sur del país.
Hay áreas donde los equipos de rescate no han comenzado a entrar hasta hoy y otras zonas donde todavía hay casas sumergidas que nadie ha revisado. Las autoridades de salud y manejo de desastres, superadas por la catástrofe, buscaban la forma de lidiar con los cientos de cadáveres que han sido recuperados. Algunos son apilados uno encima de otro en morgues improvisadas.
Una mujer relató a la radio local que cuando el nivel del agua comenzó a subir, el viernes pasado, se aferró a un neumático junto con otros vecinos y acabaron arrastrados por el torrente en una playa a 32 kilómetros de distancia. Más de 80 cadáveres han sido encontrados en las playas de las provincias de Misamis Oriental y Lanao del Norte.
El director del Consejo Nacional de Prevención y Respuesta a Desastres, Benito Ramos, señaló que los afectados necesitan urgentemente agua potable y que luego precisarán asistencia para reconstruir sus vidas. La Cruz Roja local calcula que las personas que necesitan ayuda asciende a 400.000.
Mientras los cadáveres se acumulan, la prensa local, expertos y parte de la población se han enzarzado en un batalla dialéctica con las autoridades sobre quién ha tenido la culpa de la catástrofe. "Con un día de antelación no es suficiente (...) Los primeros boletines de la tormenta son del jueves, con un pronóstico de que golpearía Filipinas el sábado o el domingo", dijo la columnista Nini B. Cabaero en el Sun Star. "Pero el jueves por la noche, las lluvias comenzaron y hallaron desprevenidas a familias en varias provincias de Visayas y Mindanao", añadió.
Las autoridades mantienen que la culpa es de la población porque se confió pese a las alertas oficiales. "Mindanao no es una zona habitual de tifones y muchos residentes fueron sorprendidos sin haberse preparado", afirmó el presidente de la Cruz Roja local, Richard Gordon, quien tiene previsto viajar a la zona afectada el lunes.