El onceavo presidente de Alemania y el primer germanoriental en el cargo, Joachim Gauck, emitió su juramento ante el Congreso en Berlín y declaró en su primer discurso que Alemania “es un país del milagro de la democracia”.

Interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de los legisladores, Gauck manifestó que contra todo el escepticismo inicial, Alemania pudo establecer después del “horror” de la Segunda Guerra Mundial un “orden democrático estable”.

Expresó que el sistema democrático es más fuerte que sus enemigos, y que no éstos, sino la democracia, es la que vivirá. Apeló a los alemanes para que no se distancien de esta manera de gobernar y pidió confianza para su desempeño como jefe de Estado.

Gauck llamó a repeler con decisión el extremismo de derecha. A esos círculos dijo: “su odio es para nosotros un incentivo. No dejaremos al país en la estacada”. Y agregó: “ustedes se convertirán en pasado y nuestra democracia seguirá viva!”.

Puso énfasis en que sólo cuando las personas se levanten y digan “somos el pueblo” entonces podrán decir “somos un pueblo”.

Con ello aludió al lema que utilizaron los alemanes orientales para derribar a la dictadura socialista, y que después entonaron junto con los alemanes occidentales al proclamar que eran miembros de un mismo pueblo cuando cayó el Muro de Berlín en noviembre de 1989.

Gauck también habló sobre las diferencias sociales y la justicia social en Alemania. Dijo que debe ser un país en el que se posibiliten y se interconecten “la justicia social, la participación y las oportunidades de progresar”.

Agregó que “el camino hacia ahí no es el del paternalismo de asistencia social, sino la de un Estado social que brinde asistencia” y posibilidades.

“No debemos permitir que la gente crea que no pueden ser parte de nuestra sociedad” y apuntó que “en nuestro país deben estar en casa todos aquellos que aquí viven” y dijo que hay otras lenguas, otras religiones y otras culturas.

Abordó también el tema de Europa: “justo en la crisis se debe decir: queremos atrevernos a tener más Europa”. Advirtió que justo en los momentos de crisis se presenta la tentación de refugiarse en el Estado nacional y lo que los alemanes deben hacer es lo contrario.

En la sala plenaria, en la primera fila, junto al asiento de Gauck se encontraba la periodista Daniela Schadt, quien es la compañera sentimental del político germanoriental desde hace 12 años.

También se encontraban el presidente saliente, Christian Wulff, con su esposa Bettina.

Tres ex presidentes de Alemania junto con sus esposas también asistieron a la ceremonia de juramento del cargo: Richard von Weizsäcker, Roman Herzog y Horst Köhler.

El presidente del Bundestag, el demócrata cristiano Norbert Lammert, había declarado al iniciar la ceremonia oficial que “hoy tomamos juramento al onceavo presidente de Alemania, el primero que no proviene de occidente ni tampoco de un cargo político”.

Con eso último se aludió a que Gauck no pertenece a ningún partido político ni ha estado en cargos de votación popular.

Destacó que, por otra parte, Gauck sabe lo que significa el poder de la libertad, al hacer alusión a su papel como defensor de los derechos civiles del pueblo durante la caída del Muro de Berlín.

Es también la primera vez que un presidente alemán ha sido en el pasado pastor protestante. Después de la caída del Muro de Berlín, colgó los hábitos para continuar en la lucha por los derechos civiles de los alemanes orientales.

Gauck sucede en el cargo a Wulff, quien tuvo que renunciar después de 22 meses debido a que intentó reprimir a la prensa alemana y estableció relaciones con gente de dinero en las que presuntamente se mezclaron regalos y favores.