La sombra de una crisis de pensamiento se cierne sobre el saber actual que intenta marginar a Dios de las ciencias y con ello corre el riesgo de perder su referencia ética, advirtió hoy Benedicto XVI.

El Papa hizo esas consideraciones en un mensaje pronunciado en el hospital “Agostino Gemelli” de Roma ante estudiantes, profesores y doctores de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, que celebró su 50 aniversario.

Según el líder católico, en el tiempo actual las ciencias experimentales han transformado la visión del mundo y “en el fondo del difundido optimismo del saber científico se extiende la sombra de una crisis de pensamiento”.

“Los múltiples descubrimientos, las tecnologías innovadoras que se suceden a ritmo acelerado son razones de un motivo de orgullo, pero a menudo no están alejados de inquietantes desarrollos”, indicó.

Constató que el hombre moderno vive -a menudo- condicionado por el reduccionismo y el relativismo, que conducen a perder el significado de las cosas, y casi deslumbrado por la eficacia técnica olvida el horizonte fundamental de la pregunta sobre el sentido, relegando así a la irrelevancia la dimensión trascendente.

El Papa indicó que, al excluir la pregunta sobre Dios del debate científico, la cultura positivista paradójicamente determina la declinación del pensamiento y el debilitamiento de la capacidad de inteligencia real.

Insistió que, marginando la visión trascendente de la investigación técnica, el pensamiento se vuelve débil y gana terreno un empobrecimiento ético, que niebla las referencias normativas de valor.

“Una mentalidad fundamentalmente tecnocrática genera un riesgoso desequilibrio entre lo que es posible técnicamente y aquello que es moralmente bueno, con imprevisibles consecuencias”, aseguró.

Es justamente recorriendo el camino de la fe que el hombre tiene la capacidad de vislumbrar en la misma realidad del sufrimiento y de la muerte, que atraviesan su existencia, una posibilidad auténtica de bien y de vida”, estableció.