Una escasa asistencia de público y violencia en las calles ribetearon hoy en Santiago un homenaje al fallecido dictador chileno Augusto Pinochet, en una jornada que culminó con un número aún indeterminado de heridos y detenidos y cuantiosos daños materiales, según diversas fuentes.

Unas mil 200 personas respondieron a la convocatoria de la Corporación "Once de septiembre" para homenajear al ex gobernante de facto y mostrar el documental "Pinochet" que, según los organizadores, muestra "la verdad" sobre la figura y obra de quien consideran el mejor presidente en la historia de Chile.

Mientras transcurría el acto, de unas tres horas de duración, el entorno del céntrico teatro Caupolicán, de Santiago, donde tuvo lugar, se cubrió de gases lacrimógenos, chorros de agua y gritos de rabia, cuando los detractores del dictador fueron contenidos por la policía para que no se aproximaran al recinto.

Entre los manifestantes hubo grupos de encapuchados que se dedicaron a destruir bienes urbanos, a agredir a transeúntes y a la policía y que también causaron graves destrozos en un local de venta de automóviles y en los propios vehículos en exhibición.

Los enfrentamientos comenzaron antes del inicio del acto y culminaron una vez terminado, sin que faltaran, pese a los esfuerzos policiales por evitarlo, los conatos directos entre partidarios y dictadores de Pinochet.

Los asistentes al teatro, equivalentes a una quinta parte de la capacidad del recinto, fueron evacuados del sector en autobuses resguardados por la policía, tras haber visto el documental, de más de dos horas de duración y escuchado algunos discursos.

Juan González, presidente de la Corporación que convocó el acto, aseguró que se vendieron las 5 mil entradas dispuestas, pero que mucha gente finalmente se abstuvo de asistir por temor a la violencia de "la izquierda que por más de 20 años ha tergiversado la historia".

"Estuvimos 20 años callados y ahora estamos empezando a hablar", sostuvo González, que pese a la poca asistencia se declaró satisfecho del resultado.

Entre los oradores, el más aplaudido fue Augusto Pinochet Molina, nieto del dictador y ex capitán que fue expulsado del Ejército a fines del 2006, tras pronunciar, sin permiso de sus superiores, un discurso incendiario en el funeral de su abuelo, fallecido el 10 de diciembre de ese año.

"Este es un acto para honrar la historia", dijo hoy Pinochet Molina, para quien el legado de su abuelo "se ve en la economía, en la seguridad que tiene Chile".

Entre los invitados al acto estuvieron el español Miguel Méndez, nieto de Blas Piñar, ministro de Francisco Franco; el abogado de la misma nacionalidad Jaime Alonso y Joseph Torres, un cubano exiliado de Miami.