“La mejor manera de recuperar el tiempo perdido es andar más rápido”, dijo a pie de avión el presidente venezolano, Hugo Chávez, tras aterrizar en Brasilia para participar en la cumbre del Mercosur (el bloque comercial sudamericano) que ha sellado el ingreso de Venezuela, tras seis años de negociaciones. La frase, que da pábulo al doble sentido, define a la perfección la nueva ofensiva política del presidente bolivariano, que ha reaparecido en Brasilia pletórico, con apariencia saludable, paso firme y algunos kilos de más debido al tratamiento con esteroides recibido en Cuba para frenar el avance del cáncer que lo aqueja y que, según él, ya está curado. Pese a los pronósticos fatales que no le daban más que algunos meses de vida, Chávez aparenta ser el mismo de siempre: ese hombre incombustible, expansivo y socarrón que tiene respuestas para todo y cuyo ritmo vital es difícil del seguir por sus iguales.
El comandante, que encabeza las encuestas para las elecciones del 7 de octubre, cumplió el sábado 58 años y lo festejó con un mitin de varias horas en un barrio pobre de Caracas, bailando, cantando y compartiendo tarta con sus seguidores. El martes llegó al palacio de Planalto pasadas las diez de la mañana y sobre la marcha decidió alterar el protocolo de la ceremonia, que contemplaba su entrada por la puerta lateral y la subida a la planta principal en ascensor. En su lugar, Chávez entró en el palacio presidencial por la puerta grande y ante una formación de la guardia presidencial y decenas de cámaras. Subió la rampa con paso firme y sin ayuda de nadie. Hacía más de un año que no visitaba Brasilia, desde el 6 de junio de 2011, poco antes de que le diagnosticaran el sarcoma que, según algunos círculos médicos, aún no se ha extinguido. En la puerta del palacio le esperaba sonriente su homóloga Dilma Rousseff, la principal impulsora de la entrada de
Venezuela en el Mercosur. Las cámaras captaron un caluroso abrazo, besos en el rostro y una breve charla en tono cordial, aunque lejos de la complicidad y el compadreo que existe entre Chávez y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. Salvando las diferencias, a los tres los une la lucha contra el cáncer. “El día de hoy tiene una similitud con el día que este pueblo de Brasil eligió a su presidente Lula da Silva (…) Tengo la certeza de que a partir de hoy entraremos en un nuevo periodo de aceleración de la historia. De aceleración y cambios”, dijo el exparacaidista ante los periodistas.