Casi 200 países extendieron un débil plan de Naciones Unidas para combatir el calentamiento global hasta el 2020, evitando un nuevo revés a dos décadas de que la ONU iniciara unos esfuerzos que no han logrado detener el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
La extensión del Protocolo de Kyoto lo mantiene como el único plan jurídicamente vinculante para combatir el calentamiento global, a pesar de que éste cubre a naciones desarrolladas cuya proporción de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero es inferior al 15 por ciento.
"Les agradezco la buena voluntad y el trabajo duro para llevar adelante este proceso", dijo el presidente de la conferencia, Abdulah bin Hamad Al Atiyah, al término de unas maratónicas conversaciones.
Pero el delegado de Moscú, Oleg Shamanov, dijo que Rusia, junto con Bielorrusia y Ucrania, se habían opuesto a la decisión de extender el protocolo más allá de 2012. Rusia quería unos límites menos estrictos a los permisos de emisiones de carbono no usadas.
Un paquete de decisiones pospondrían también hasta el 2013 las diferencias sobre las demandas de los países en vías de desarrollo de recibir más dinero para hacer frente al calentamiento global.
Todas las partes dicen que las decisiones de Doha están por debajo de las recomendaciones de los científicos, que apuntaban a medidas más estrictas para intentar revertir las olas de calor, las tormentas de arena, las sequías y el aumento del nivel del mar.
El borrador extendería otros ocho años el protocolo que obligaba a unos 35 países industrializados a recortar las emisiones de gases de invernadero en un promedia de al menos el 5,2 por ciento, por debajo de los niveles de 1990, durante el periodo comprendido entre el 2008 y el 2012.
Kioto habría expirado a finales de 2012 si no hubiera sido ampliado. Estados Unidos nunca lo ha ratificado y sus principales defensores son la Unión Europea y Australia.
La reunión de dos semanas en Doha iban a concluir el viernes, pero las conversaciones continuaron el sábado.
Las emisiones de dióxido de carbono en todo el mundo crecerán previsiblemente un 2,6 por ciento este año, y más de un 50 por ciento por encima de las de 1990. El crecimiento procede en su mayoría de países emergentes como China e India.