Cuba promueve hoy la introducción de nuevas variedades de tabaco, como la Corojo 2006, para garantizar la renovación y preservación de la calidad de sus habanos, considerados los mejores del mundo.

El Corojo 2006 posibilitará, por sus características, reducir los costos de producción y los tratamientos fitosanitarios, además de superar las 2,7 toneladas por hectárea, explicó Nelson Rodríguez, director de la Estación Experimental del Tabaco de San Juan y Martínez, unos 140 kilómetros al oeste de La Habana.

Rodríguez explicó que la nueva variedad se caracteriza por ser altamente resistente a plagas y enfermedades que afectaron al cultivo en décadas pasadas, como la llamada "Pata prieta" y el moho.

El Corojo 2006 es el resultado del trabajo de mejoramiento genético desplegado durante años por los investigadores de la Estación Experimental del Tabaco, fundada el 31 de enero de 1937 en la provincia de Pinar del Río, en el extremo oeste de la isla.

Según la Estación Experimental del Tabaco, este año la nueva variedad se plantará en el 12 por ciento del área de tabaco negro del país, aunque su empleo se incrementará de manera progresiva en las provincias orientales, zona para la cual fue diseñada.

Rodríguez anunció que el centro está inmerso en proyectos de investigación dirigidos a mejorar la fermentación controlada del tabaco, la obtención de capas verdes para posibles nuevos mercados y la búsqueda de diferentes sistemas de fertilización nitrogenada.

Endémico de Cuba, el tabaco fue descubierto por los colonizadores que llegaron en 1492 con Cristóbal Colón a Cuba, donde vieron con asombro que los indígenas reducían a polvo las hojas o las retorcían para encenderlas y aspirar su aromático humo.

El consumo del tabaco fue visto por primera vez en noviembre de 1492, por los españoles Rodrigo de Xerez y Luis de Torres, quienes fueron los primeros europeos que vieron fumar a los indígenas unas hojas secas que desprendían una peculiar fragancia.

Según los relaros de ambos españoles, al parecer los nativos hacían rollos de hojas de palma y maíz, con tabaco dentro, que encendían por un extremo y bebían por el otro el humo que echaban.

Amigo cercano de Cristóbal Colón, De Xerez regresó a España en la nave "La Niña" y llevó de vuelta el hábito de fumar, algo que asustó a sus vecinos, quienes lo acusaron ante la Inquisición que lo encarceló por sus hábitos paganos y diabólicos.

El marino fue acusado de brujería, ya que sólo el diablo podía otorgar a un hombre el poder de sacar humo por la boca, pero cuando fue liberado de la cárcel siete años después, la costumbre de fumar se había extendido.

En la actualidad la industria tabacalera cubana es uno de los sustentos de la economía de la isla, asentada sobre más de 220 vitolas de prestigio universal, cuya exportación significa ingresos cercanos a 400 millones de dólares por concepto de ventas mundiales.

Esos resultados ubican a la industria tabacalera como una de las principales fuentes de ingreso de la maltrecha economía cubana, después del turismo, los servicios y el níquel.  

Los afamados habanos son vendidos por la Corporación Habanos S.A., fundada en 1994 tras la creación de una sociedad mixta entre la empresa estatal cubana Cubatabaco y la franco-española Altadis, perteneciente al grupo inglés Imperial Tobacco Group PLC.

Cada año se fuman más de 100 millones de habanos en todo el planeta y aunque los cubanos son grandes fumadores, consumen sobre todo cigarrillos en una cifra que llega a los 200 millones de unidades anuales.