Según publicó el diario alemán Bild, el proceso al que quiere someterse el investigador de Hamburgo se denomina criopreservación y consiste en la congelación de un organismo vivo y la posterior restauración de sus funciones biológicas. 

De acuerdo con el plan de Sames, en primer lugar su cuerpo se enfriará hasta los 196 grados bajo cero. Después de que los abogados constaten la muerte de su cerebro, asistentes del profesor tendrán tan solo cinco minutos para poner su cuerpo en un baño con 60 kilogramos de hielo. 
 
 Si los asistentes de Sames prolongan ese proceso por un minuto, su gran experimento fracasará, ya que las células del científico comenzarán a descomponerse, y ya será imposible devolverle a la vida. Después de eso, el cuerpo de Sames se colocará en un refrigerador especial y se enviará a la ciudad de Clinton Township, en el estado estadounidense de Michigan, donde se encuentra la sede de la empresa Cryonic Institute. 

Los empleados de la empresa reemplazarán la sangre de las venas del profesor por una solución física especial. De este modo, las células de Sames se congelarán y esperarán hasta que los futuros profesionales aprendan a revivirlas. Según el profesor alemán, la humanidad tardará un siglo y medio en conseguirlo.

El alemán ya ha firmado un contrato para su resurrección y pagó a la firma Cryonic Institute 21.000 euros para que descongelen su cuerpo 150 años más tarde. 

"Soy cien por cien consciente de lo que estoy haciendo. Estoy bien de la cabeza", dijo el profesor, que pasó casi toda su vida estudiando la gerontología y en 1995 empezó a interesarse de forma activa por las cuestiones de la criónica