Christina Beaumont, una australiana de 52 años, no va a olvidar fácilmente la mañana del 25 de noviembre de 2014 cuando el césped de su jardín desapareció bajo sus pies y fue literalmente engullida por un agujero de tres metros de profundidad.
La mujer estaba tendiendo la ropa en la parte trasera de su casa, en Greater Dandenong, Australia, cuando de repente la tierra cedió (la poza tenía más de 60 centimetros. de diámetro), y como en un viaje sin retorno, se encontró sumergida en un montón de lodo que le cubría por encima de la cintura. Seguro que ni en la peor de sus pesadillas soñó una situación parecida.
Durante unos angustiosos veinte minutos gritó desesperada porque estaba sola en la vivienda, hasta que un vecino oyó sus lamentos y llamó inmediatamente a los bomberos para que la rescataran.
“En un momento su cabeza estaba bajo el agua. Nos dijo que no podía tocar el fondo del agujero, así que trato de nadar y mantenerse a flote para evitar el riesgo de un mayor colapso de barro“, comentó en un medio local Stephanie Palamberis, una médico del servicio de emergencias.
Después de ser rescatada, Beaumont sufrió un shock y se desmayó. Fue trasladada a un hospital, en el que se encuentra ingresada, para descartar cualquier daño cerebral o cardíaco. La pobre mujer parece que se dio un golpe en la cabeza durante la caída. Poco más y no lo cuenta.
Por su parte, un portavoz del Ayuntamiento de Greater Dandenong indicó que el deslizamiento subterráneo se formó en el lugar donde antiguamente había un pozo, y en las reformas posteriores de la casa no se había rellenado suficientemente. Fotos: Brisbane Times