El papa Francisco ha aterrizado en Washington para iniciar una histórica gira de seis días a Estados Unidos, durante la que se reunirá con el presidente Barack Obama, hablará ante el Congreso y pronunciará un discurso ante la Asamblea General de la ONU. El avión de Alitalia aterrizó a las 15H50 locales en la base aérea Andrews, en la periferia de la capital estadounidense, procedente de Santiago de Cuba.
Por la ventanilla del avión eran exhibidas las banderas del Vaticano y de Estados Unidos. Al pie de la escalerilla del avión, Francisco fue recibido por el presidente Obama, su esposa Michelle y sus dos hijas, y numerosos obispos, incluyendo el cardenal Donald Wuerl, de la arquidiócesis de Washington. Se trata de la primera visita del papa Francisco a Estados Unidos. El anterior pontífice que viajó al país fue Benedicto XVI en el 2008. Paulo VI fue el primer pontífice a pisar suelo estadounidense, en 1965, y Juan Paulo II tiene el récord, con siete visitas.
Antes de aterrizar, a bordo del avión papal, Francisco reveló que su primera intención en relación con su viaje a Estados Unidos fue entrar a este país desde México, pero que el deshielo de relaciones entre La Habana y Washington le hizo cambiar de opinión. “Fue un poco casual porque yo pensaba entrar en los Estados Unidos por México al principio, la primera idea, Ciudad Juárez, el límite, ¿no?” contó a medios internacionales, a bordo del avión papal en el que se trasladó hoy de Santiago de Cuba a Washington. “Pero ir a México sin ir a la Guadalupana... hubiera sido una bofetada”, admitió Francisco al aludir indirectamente a la Virgen de Guadalupe, patrona de ese país.
Además, durante el viaje Francisco aclaró que durante su estancia en Cuba no tenía previsto dar audiencias “a nadie” al ser preguntado sobre por qué no mantuvo un encuentro con miembros de la disidencia cubana. El pontífice agregó a bordo del avión papal que no tuvo conocimiento de que hubiera habido detenciones de disidentes que pretendieron mantener una reunión con él durante su visita a la isla, que hoy terminó en Santiago de Cuba. “Lo que quiero decir es que no lo sé”, reconoció el papa a los medios internacionales, que iban en el avión en el que viajó desde Cuba a Estados Unidos, donde cumplirá la segunda parte de su décimo viaje internacional.
“No sé si estaban o no estaban», declaró después de recordar que saludó a mucha gente durante sus actos públicos en Cuba y de aludir a que si hubo en ellos algún disidente no lo supo realmente pues «ninguno se identificó”. “En la nunciatura primero estuvo bien claro que yo no iba a dar audiencias a nadie, porque se pidieron”, admitió Francisco, quien reveló que pidió tener un encuentro con él “incluso algún jefe de Estado”, cuya identidad no reveló. Pero preguntado sobre si estaría dispuesto a reunirse con disidentes cubanos, el papa contestó: “a mí me gusta encontrarme con toda la gente, considero que primero toda persona es hijo de Dios y tiene derecho” a ello.
El primer compromiso oficial de Francisco en Washington será una visita a Obama en la Casa Blanca, en la mañana del miércoles. Unas 20.000 personas son esperadas en los jardines de la sede presidencial, donde Francisco deberá pronunciar un discurso en inglés. Francisco pronunciará el jueves un esperado discurso ante las dos cámaras del Congreso estadounidense, donde además deberá usar un balcón para saludar a una multitud que se estima podría superar las 50.000 personas. El papa finalmente se reunirá con representantes de grupos católicos de caridad, antes de trasladarse a Nueva York.
El papa llegó a Estados Unidos proveniente de Cuba, donde realizó una histórica visita de 72 horas en que pronunció tres misas (dos de ellas campales) y se reunió con el líder cubano Fidel Castro y con el presidente, su hermano Raúl.
“Se ve, se siente, el Papa está presente” corearon los hispanos en tanto los angloparlantes los recibieron con un “hey, hey, hoy, hoy, welcome to USA”.
La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser y los gobernadores de Maryland, Larry Hogan y de Virginia, Terry McAuliffe también dieron la bienvenida al Papa Francisco en su primera visita a Estados Unidos.
El cardenal Donald Wuerl de la Arquidiócesis de Washington y el arzobispo de Joseph Kurtz presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) acudieron asimismo a recibir al jefe de la iglesia católica.
La comitiva papal se dirigió en un auto compacto Fiat, con placas del Vaticano hacia la nunciatura apostólica, donde el Papa Francisco descansará este martes.
El miércoles el presidente Obama y la primera dama darán la bienvenida oficial de Estado al Papa Francisco en la Casa Blanca en donde unas 20 mil personas asistirán a la ceremonia.
Obama y el pontífice sostendrán una reunión privada en la Oficina Oval después de la ceremonia.
Al término del encuentro el jefe de la iglesia católica abordará el papamóvil -una camioneta Jeep Wrangler con techo de cristal- para realizar un desfile cerca del denominado parque de la Elipse localizado el los terrenos contiguos al lado sur de la Casa Blanca que pertenecen a la plaza conocida como el Mall Nacional.
El papamóvil viajará por la céntricas calles capitalinas para dirigirse a la catedral de San Mateo Apóstol, en donde el pontífice se reunirá con aproximadamente 300 obispos de Estados Unidos.
El Papa Francisco se dirigirá a los prelados en español durante la llamada Oración del Mediodía del Oficio Divino.
En su primera jornada Francisco oficiará en la Basílica del Santuario de la Inmaculada Concepción en la Universidad Católica Americana, una misa de canonización de Junípero Serra, el fundador de nueve misiones católicas en California en el siglo XVIII.
El Papa oficiará la misa en español para una asistencia de 25 mil feligreses y tres mil 600 seminaristas y novicias y otros religiosos.
El jueves, el Papa Francisco se dirigirá al pleno del Congreso en inglés, luego de una reunión privada con el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner.
Posteriormente, el pontífice se encontrará con personas de bajos recursos e inmigrantes hispanos que reciben atención de las Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Washington en la iglesia de San Patricio.
A las 16:00 horas locales el líder de mil 250 millones de católicos se dirigirá a Nueva York en la que será su segunda parada antes de culminar su visita en Filadelfia.
Levantar el bloqueo
El Papa Francisco aseguró hoy que espera que se concrete un acuerdo entre Estados Unidos y Cuba que permita el levantamiento del bloqueo que rige sobre la isla y que el eventual convenio “satisfaga a las partes”.
En una conferencia con periodistas que lo acompañaron a bordo del avión papal, en su periplo entre Santiago de Cuba y Washington, Francisco utilizó abiertamente la palabra bloqueo y aseguró que es conocida la posición contraria de la Iglesia a las sanciones vigentes.
Recordó que este tema es parte de la negociación entre los dos países y dijo esperar que se llegue a un “buen término” al reiterar que la postura del Vaticano ha sido históricamente clara y precisa contra toda clase de embargos.
Aunque anticipó que cuando tome la palabra ante el Congreso estadunidense, el próximo jueves, no abordará específicamente ese tema, indicó que si hablará, más en general, sobre la necesidad de los acuerdos binacionales o multinacionales como “signos de progreso en la convivencia”.
Una periodista le preguntó si sabía sobre las detenciones de disidentes cubanos durante su visita a la isla y dijo carecer de información al respecto, aunque sostuvo que sí hubo acercamiento de la embajada del Vaticano en La Habana para un saludo con algunos líderes de la oposición.
Al respecto explicó que estas personas habían sido invitadas a estar frente a la catedral, pero como ninguno de ellos se identificó como disidente, él no sabe si saludó a alguno o no.
Sobre un posible encuentro con disidentes aseguró que a él le gusta encontrarse con todas las personas, porque todo trato con los demás es enriquecedor y como todos son hijos de Dios, “todos tienen derecho”.
No obstante, aseguró que estaba “bien claro” que no iba a dar audiencias privadas a nadie y reveló que “otros sectores” pidieron encuentros, incluso “algún jefe de Estado” al cual “se le dijo que no” porque su visita era al país.
Ante la pregunta de ¿qué le diría a los disidentes? El pontífice contestó: “Ay hija no sé qué les diría, les desearía cosas buenas como a todo el mundo, pero lo que uno dice le viene en el momento. Pero mereces el premio Nobel a los futuribles”.
Más adelante afirmó que la Iglesia católica seguirá trabajando para lograr el indulto a encarcelados, como en esta ocasión que durante su visita fueron liberados más de tres mil prisioneros.
Asimismo, estableció que se trabaja en otras “hipótesis” como la de pedir la abolición de la cadena perpetua, que es “una pena de muerte escondida” o la de “indultos generales de uno o dos años”, pero aclaró que esto son sólo hipótesis”.
Cuando otro periodista le preguntó si pensaba que el expresidente cubano Fidel Castro se arrepintió de la dureza de su régimen, respondió que “el arrepentimiento es una cosa muy íntima” y “una cosa de conciencia”.
Sostuvo que en el encuentro con Fidel habló de historias de jesuitas conocidos y sobre su juventud, cómo lo trataban los sacerdotes y cómo lo hacían trabajar, al subrayar: “Del pasado no hablamos”.
“Mucho hablamos sobre la encíclica Laudato Si. Él está muy interesado en el tema de la ecología. El encuentro no fue tan formal, sino espontáneo. Estaba también la familia presente ahí. Además mis acompañantes, mi chofer estaba ahí”, señaló.
“Pero nosotros estuvimos un poco separados con la mujer, ellos no podían escuchar, pero estaban en el mismo ambiente. Hablamos de estas cosas. Sobre la encíclica mucho, porque él está muy preocupado sobre esto”, abundó.
En respuesta a otra interrogante desestimó haber dado “discursos suaves” en Cuba y advirtió: “las cosas que se deben corregir las he dicho claramente, no perfumadamente”.
Precisó que a Cuba realizó un “viaje pastoral” sobre todo para la comunidad católica, para los cristianos y para las personas de buena voluntad.
“Por eso mis intervenciones eran homilías. También con los jóvenes había creyentes y no creyentes, y entre los creyentes había distintas religiones (...) ha sido un discurso de esperanza, de animar el diálogo entre ellos, de ir juntos, buscar las cosas que unen no las que nos dividen, tender puentes”, insistió.