Mohamed Houli es el único de los cuatro terroristas detenidos que ha confesado las intenciones de la célula de cometer un gran atentado con bombas en Barcelona. Houli, de 21 años, no participó en los ataques de La Rambla y del paseo marítimo de Cambrils porque, la víspera, resultó herido en la explosión fortuita de Alcanar (Tarragona) que obligó a cambiar los planes. En su declaración, el terrorista admitió que la célula pretendía atentar contra “monumentos e iglesias, como por ejemplo la Sagrada Familia”, sin especificar cómo. Según han explicado a EL PAÍS fuentes judiciales, Houli, ya en prisión, pidió “perdón” y se mostró “arrepentido” ante el juez.

El joven melillense fue uno de los primeros en caer. Su pasaporte fue hallado en la furgoneta Fiat Talento blanca que su compañero Younes Abouyaaqoub, un año mayor que él, utilizó para atropellar a decenas de personas en el paseo barcelonés. Houli fue detenido en el hospital de Tortosa, donde estaba ingresado por las heridas sufridas en Alcanar. Allí, la célula acumulaba material para cometer un atentado de gran envergadura en Barcelona. “Gran cantidad de bombonas de butano, productos como acetona, agua oxigenada, bicarbonato, gran cantidad de claves para ser utilizados como metralla y pulsadores para iniciar la explosión”, detalla el auto de prisión del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu.

El auto detalla con precisión tanto los preparativos como la ejecución del atentado: la furgoneta de Abouyaaqoub avanzó “realizando movimientos en zig-zag con la finalidad de causar el mayor número de víctimas”. Si se detuvo sobre el mosaico de Joan Miró, cerca del mercado de la Boqueria y del teatro del Liceu y tras haber recorrido más de 500 metros, fue porque saltó el airbag, lo que detuvo el vehículo, explicaron ayer fuentes policiales.