Una petición firmada por algunos católicos conservadores que afirman que el nuevo coronavirus es un “pretexto” exagerado para privar a los fieles de la misa e imponer un nuevo orden mundial se ha topado con un ligero obstáculo.

El más importante firmante, el cardenal Robert Sarah, titular de la oficina de liturgia del Vaticano, afirma que nunca firmó la petición. Sin embargo, el arzobispo que la encabezó dijo este viernes que Sarah estaba totalmente de acuerdo, y que tiene las conversaciones telefónicas para demostrarlo.

Así Sarah, el ghanés considerado un héroe por el ala derecha católica, terminó en otra controversia tras la polémica por un libro que escribió con el retirado papa Benedicto XVI sobre el celibato sacerdotal que desató una enorme tormenta a principios de este año.

La petición sobre el virus, firmada en su mayoría por clérigos, académicos y periodistas italianos, es la iniciativa más reciente de los creyentes conservadores de una variedad de confesiones que califican las cuarentenas por el COVID-19 como un ataque a la libertad religiosa, una amenaza a la economía global y una conspiración para separar familias.

Fue publicada el jueves, el mismo día en que el gobierno italiano y la conferencia de obispos llegaron a un acuerdo para reanudar las misas a partir del 18 de mayo, con estrictos protocolos de seguridad, tras un cierre de dos meses.

La petición señala que la emergencia del virus en un “pretexto” de personas no identificadas para manipular y controlar a la gente a través del pánico y privarlos de sus libertades fundamentales, incluida la libertad de practicar su religión.

Advierte que las medidas para imponer dispositivos para rastrear a contactos, requerir vacunaciones y “criminalizar” el contacto entre abuelos y nietos es “un preludio perturbador a la instauración de un Gobierno mundial más allá de todo control”.

Es el manifiesto más reciente del arzobispo Carlo Maria Vigano, el exdiplomático de la Santa Sede que se dio a conocer con su acusación de 2018 de un importante encubrimiento del Vaticano de abuso sexual y ha opinado — negativamente — sobre todo, desde la política china del Vaticano hasta el acercamiento del papa Francisco a los musulmanes y su sínodo amazónico.