La participación del cardenal Giovanni Angelo Becciu en el próximo cónclave ha generado una intensa controversia en el Vaticano. El arzobispo Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española, ha instado públicamente a Becciu a renunciar voluntariamente a su derecho a votar en la elección del sucesor del Papa Francisco, fallecido el 21 de abril.
Becciu fue condenado en diciembre de 2023 a cinco años y medio de prisión por malversación de fondos y abuso de poder relacionados con una fallida inversión inmobiliaria en Londres.
Además, se le impuso una inhabilitación perpetua para ejercer cargos en la Santa Sede. Aunque la sentencia está en apelación y no es firme, su situación ha suscitado preocupaciones sobre la integridad del proceso electoral papal.
El cardenal ha sostenido que nunca fue formalmente excluido del cónclave y que su participación en un consistorio en 2022 indicaría que sus prerrogativas seguían vigentes.
Sin embargo, han salido a la luz dos cartas firmadas por el Papa Francisco, en las que se expresaba la voluntad de excluir a Becciu del cónclave debido a su situación judicial. Estas cartas fueron presentadas por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano.
El cónclave está previsto para comenzar entre el 5 y el 10 de mayo, una vez concluido el período de luto oficial por el Papa Francisco. El cierre de la Capilla Sixtina y los preparativos logísticos ya están en marcha.
La participación de Becciu en las reuniones preparatorias ha sido uno de los temas clave en la agenda de discusión entre los miembros del Colegio Cardenalicio.
La situación plantea un desafío sin precedentes para la Iglesia Católica, ya que no existe un mecanismo claro para excluir a un cardenal elector en estas circunstancias.