Agencia Xinhua
El llamado del pontífice se produjo en un discurso que entregó a un grupo de prelados polacos y añadió que los obispos deben plantearse cómo ayudar a las personas separadas y divorciadas “a no abandonar la fe” y a “hacer crecer a sus hijos en la plenitud de la experiencia cristiana”.
Pidió reflexionar sobre cómo se puede ofrecer ayuda a las familias para que vivan y aprecien tanto los momentos de alegría como los de dolor y debilidad.
Según el líder católico, la familia es el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer unos a otros, donde los padres transmiten la fe a sus hijos y por ello debe ocupar el centro del ministerio pastoral ordinario de los obispos.