Hace dos meses, Rafael Moreno Valle, gobernador del hermoso estado de Puebla, propuso y eventualmente su administración aprobó la llamada Ley Bala, que básicamente permite el uso de la fuerza pública para dispersar manifestaciones “ilícitas” o “violentas”.
La trampa que pocos fueron capaces de visualizar en la déspota ley fueron las palabras: ilícitas o violentas. Es difícil determinar cuándo una manifestación es ilícita o cuándo es violenta. Esa ambigüedad permite que casi cualquier expresión de descontento sea reprimida con el uso de la fuerza. Y claro, si a alguien se le ocurre decir que es una violación a los derechos humanos, fácilmente el gobierno de Moreno Valle puede decir que ellos emplearon el uso de la fuerza porque se trataba de una manifestación ilícita o violenta. De esa manera pueden justificar cualquier acto de represión contra el pueblo.
La ley Bala, que es auténtico monumento a la antidemocracia, una ley que bien podría pertenecer a la Unión Soviética de José Stalin, por el autoritarismo que representa, por la flagelación a los derechos humanos, por aplastar la libertad de expresión —características del gobierno de Stalín en la extinta URSS y que ahora se han implementado en el gobierno de Moreno Valle en el estado de Puebla—, esta ley digo, ha cobrado suprimera víctima: un inocente niño de 13 años, José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, niño indefenso con toda una vida por delante, ahora finada por Rafael Moreno Valle, el asesino indirecto de este muchacho.
Sí. Rafael Moreno Valle es el asesino indirecto de este niño. Él no disparó la bala. Él ni siquiera estaba ahí. Pero fue su ley —porque él propuso esa ley— y fue su administración, los que permitieron —e incluso podemos decir que hasta fomentaron— la muerte de José Luis.
Hay una foto muy despiadada que circula por redes sociales y toda la Internet, en la que se mira al chico ya sin consciencia, con toda la cabeza bañada en sangre y con un agujero en la cabeza, y sostenido en brazos de alguien que intentó procurarle ayuda. Esa foto no existiría, y José Luis no estaría muerto, si Rafael Moreno Valle no hubiera promovido una ley que a todas luces está hecha para reprimir con uso de violencia las manifestaciones legítimas del pueblo.
Fue la ley bala la que permitió y fomentó el asesinato de José Luis. Fue Moreno Valle quien propuso y promovió esa ley. Fue Moreno Valle el asesino indirecto del niño José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo.
Rafael Moreno Valle es un asesino.
Lo primero que debe hacer el señor es responsabilizarse por la muerte del niño José Luis. Enseguida debe renunciar a su cargo. Y a continuación, si la ley así lo determina, debe ir a la cárcel. No debe quedar impune la muerte de un niño de 13 años. Debe hacerse justicia.
Ya lo dijo doña Elia Tamayo Montes, madre del menor asesinado, ella responsabiliza por entero a Rafael Moreno Valle por la muerte de su hijo. No porque este señor sea gobernador del estado de Puebla y un presidenciable para 2018, debe quedar sin castigo por lo que hizo y promovió con su estólida ley bala.
¿Un presidenciable 2018?
No más. Después de esta crisis, aunque más que crisis se trata de la consecuencia directa de una administración que raya en el totalitarismo, el panista no podrá levantarse. Le lloverán las críticas, los comentarios en su contra, los chismes y hasta los vilipendios.
Su imagen —que hasta antes de este suceso estaba bien maquillada por Televisa e inflada su popularidad por tanto comercial y anuncio a su favor que compró a los distintos medios, despilfarrando millonadas del erario público— ha empezado, irreversiblemente, a empeñarse por el rojo sangre que ha manado de la cabeza de un niño inocente, a quien su administración mató. Su imagen ya está desprestigiada ¡y con el asesinato de un niño! No podrá Moreno Valle levantarse de esta.
Luchar contra la pesada carga de un asesinato es algo contra lo que solo los personajes de talla histórica pueden. Ahí tienen a Carlos Salinas de Gortari, quien a pesar de asesinar a la sirvienta de su casa se convirtió en presidente. O ahí tienen a Benito Juárez, quien a pesar de haber cometido varios asesinatos, se le recuerda como uno de los héroes nacionales. O, en el ámbito internacional, ahí tienen a Winston Churchill, quien a pesar de haber mandado matar a millones de alemanes, es recordado como uno de los responsables de la paz tras la segunda guerra mundial.
Pero no podemos comparar a Moreno Valle con esas eminencias. El gobernador de Puebla es un tipo pusilánime, mediocre, poco inteligente y cuya popularidad depende sobremanera de Televisa. Él, insisto, ya no podrá levantarse.
Rafael Moreno Valle no será presidente de México.
De la que nos salvamos.