En su visita a Tehuacán Manuel Beristain, titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), señaló que los tiempos están totalmente vencidos en Tehuacán con respecto a la construcción de la planta tratadora de agua.
“Los tiempos están terminados, lo sabe el presidente municipal Eliseo Lezama Prieto y lo sabe el director del OOSAPAT; no hay necesidad de elaborar otro proyecto, deberán retomar el que heredó de la administración 2008-2011”.
Señaló tajantemente que no hay alternativa, ni necesidad de que siga dejando a un lado la construcción de la planta de tratamiento, ya que Tehuacán aporta más de 600 litros de agua contaminada por segundo a la “barranca seca” o río Tehuacán, lo que es grave para el medio ambiente y la población en general.
“La única opción que tiene el actual ayuntamiento presidido por Eliseo Lezama Prieto es tomar el proyecto que está aprobado en este año, de la planta de tratamiento, a través de los recursos de Apazo independientemente de resolver el asunto jurídico heredado de la administración anterior, por lo que deberá ejecutar la obra de la planta tratadora de agua en 2012; de lo contrario, podrían recibir algunas sanciones”, aseveró.
Pero en ocasiones anteriores las autoridades correspondientes — OOSAPAT, síndico municipal y el mismo alcalde de Tehuacán— han manifestado que pretenden recuperar los 29 millones de pesos que se dio de anticipo a la empresa constructora pero no quieren retomar el proyecto bajo el argumento de que fue una licitación “amañada”; sin embargo, el titular de la Conagua insistió en que no hay necesidad de realizar otro proyecto.
Los requerimientos
Refirió que la dirección local de Conagua a principios de este año, metió dentro del Apazo recursos para elaborar el proyecto de la planta tratadora de Tehuacán, independientemente de que hayan heredado un anteproyecto o un compromiso con cualquier otra empresa, situación que tendrá que resolverlo el ayuntamiento de Tehuacán con toda la fuerza legal.
Explicó que las plantas procesadoras deben construirse en tres vertientes; en primera instancia, que no sea costosa; el costo de tratamiento debe ser tecnología con capacidad de pagar y cobrar a quien esté contaminando y debe ser un precio competitivo en el mercado, “no podemos dar preferencia a una empresa ‘x’ y reducir ese costo” y, en tercer lugar, debe estar abierto a una licitación pública para que no se conviertan en “elefantes blancos”.
Además, en el contrato se debe acotar que la empresa que construya la planta tendrá la responsabilidad de operarla por uno o dos años siguientes a la terminación de la construcción, con el fin de demostrar de que la construyó bien y que su operación es correcta o con base a los parámetros establecidos en la norma oficial de la Conagua.
Manuel Beristain concluyó que de las 139 plantas en el estado 99 no están funcionando, 40 funcionan a medias y sólo 12 están en óptimo funcionamiento.