Para la comunidad de San Gabriel Chilac, como ya es tradición, este 28 de octubre comienza con la colocación de ofrendas a sus difuntos, por lo que en estos días se convierte en el centro de atracción para muchos turistas por la solemnidad y devoción con la que se conmemora la fiesta de Todos Santos, donde tanto la tradición indígena como la cristiana se fusionan.

A poco más de 20 kilómetros de la ciudad de Tehuacán se encuentra el municipio de Chilac, una comunidad de origen indígena que en estas fechas se torna el centro de atención para algunos turistas por la solemnidad y devoción con que se celebra la llegada de los Fieles Difuntos.

En entrevista con Intolerancia Diario el párroco de la comunidad, Anastasio Hidalgo Miramón —originario del lugar—, explicó acerca que estas festividades “hoy en día estas festividades tienen dos tradiciones que se complementan para ser una sola práctica religiosa popular, gracias a la tradición indígena y a la cristiana, la mezcla de rezos, cantos y elementos que son muy característicos de las comunidades indígenas.”

Agregó que para la Iglesia esta celebración es que la vida cristiana no se acaba, lo que se señala desde el Antiguo testamento, mientras que la tradición indígena es similar aunque está más enfocada a que el morir es la plenitud de la vida.

“Se decía que quien no ha muerto, no ha vivido plenamente, entonces había de morirse para saber lo que es toda la vida”, expuso el entrevistado.

Una tradición

En casi todo el país la fiesta de los Fieles Difuntos es el 1 y 2 de noviembre, pero esta tradición que encierra belleza, ternura humana, color y un profundo significado, en Chilac comienza desde el día 28 de octubre, aunque quince días antes las familias acuden al camposanto para dar mantenimiento a las tumbas, capillas y cruces.

Cabe hacer mención que en Chilac existen días específicos para ofrendar a las ánimas, de acuerdo con los motivos de su muerte y su estado civil; la primera manifestación de dicho acontecimiento —el 28 de octubre— se plasma en las ofrendas que son dedicadas a personas que fallecieron por algún accidente. El ritual comienza a las 12:00 horas; la hora tiene un significado especial para los indígenas de esta región, ya que es en la que comienza el día, cuando el sol está en el cenit. Por tal motivo, a los difuntos se les recibe en las casas con los sonidos de cohetes y campanas, se les ofrecen comida, bebida, así como algún platillo favorito que tuvo en vida; se les recibe con cariño, con flores coloridas, velas o cirios, rezos, cantos y por supuesto, con una resina de olor peculiar; posteriormente son despedidos en el camposanto.

Año con año decenas de migrantes retornan a su tierra natal para realizar la tradicional ofrenda a sus familiares y amigos que han muerto, son días en los que “aunque no se les ve, se les siente”, afirman algunos habitantes de dicha comunidad, que para estas fechas realizan los preparativos para recibir a los fieles difuntos.

Posteriormente el 29 de octubre llegan los fieles difuntos que fallecieron ahogados; al siguiente día, el 30 de octubre los niños que no fueron bautizados y se encuentran en el “limbo”. Es el día 31 de octubre es cuando las almas de jóvenes y adultos que murieron siendo solteros llegan a disfrutar de las ofrendas que les hacen sus familiares, llenas de flores, velas, cruces, candelabros y sahumerios, todos estos elementos deben ser de color blanco.

A las 12:00 del día 1 de noviembre se espera la llegada del alma de los niños que sí fueron bautizados, “los angelitos”, cabe hacer mención que en el caso de los infantes las piezas antes mencionadas así como tenates, pan, vasos con agua y floreros son de un tamaño más pequeño que el normal, además de que a ellos se les colocan dulces y juguetes.

Finalmente, la culminación de estas fiestas en Chilac el 2 de noviembre es cuando llegan los adultos que en vida estuvieron casados; sobre una mesa rectangular se colocan canastas o tenates para cada uno de los fieles difuntos, flores, velas y comida, dicho ofrecimiento es trasladado al panteón donde aún se construyen jacales temporales sobre las tumbas y la familia reza por los difuntos, además de que al término de los rosarios y cantos comparten las ofrendas que a esa hora tienen menos olor y sabor.

La ofrenda nueva

Por otro lado, mencionó que las cruces están permanentemente colocadas en los túmulos del cementerio; sin embargo, cuando se trata de una ofrenda nueva (es decir, cuando alguien fallece en días posteriores al Día de Muertos del año anterior) el colorido es mayor, este tipo de ofrendas logran distinguirse porque las cruces son adornadas con flores de diversos colores y con figuras de ángeles ó arcángeles de cartón, así como algunos moños de tela en color negro —para los adultos casados— o blanco —para los niños, jóvenes o adultos que no se casaron—, según corresponda.

“En la comunidad acostumbran que los familiares de la persona fallecida a la que se colocará su primera ofrenda acudan a obsequiar las ceras adornadas, la familia del difunto llega a recibir entre 100 y 350 ceras de este tipo como mínimo, “son especiales, porque están adornadas con flores de colores, son labradas o chinas, con diamantina, no como las que se colocan en las ofrendas de personas que ya llevan años de haber fallecido”, relató Amalia Rodríguez, habitante de San Gabriel Chilac.

Su presupuesto anual se basa en esta festividad

Todos Santos es una fecha para que se preparan los habitantes de este municipio, por eso son precavidos y ahorran lo suficiente para los preparativos de dicha fiesta. Muestra de eso es que se observa a la gente comprando los elementos que conforman la tradicional ofrenda —incienso, fruta, ceras, canastas de bejuco, candelabros, flores y pan—, en promedio llegan a gastar poco más de mil pesos.

Mediante un sondeo se logró captar el sentir de los oriundos de San Gabriel Chilac; algunos de de ellos dijeron que no importaba la crisis porque “para estas fechas se cuenta con un ahorro, muchas familias planean sus gastos anuales con base en esta celebración, siempre que se aproxima algún otro evento o fiesta primero se piensa en la fiesta de Todos Santos”, expresó Mario Alberto Ojeda Sandoval, quien aseguró que en la ofrenda que coloca en casa por lo regular gasta mil 500 pesos como mínimo.