Cientos de ciudadanos originarios de Izúcar de Matamoros, y otras personas que radican en otras partes del estado y en otras entidades del país, llegaron al panteón municipal para visitar y enflorar las tumbas de sus seres queridos que están sepultados en este cementerio.

Aunque la afluencia de visitantes no fue tan numerosa como en años anteriores, las personas que llegaron al cementerio contaron con las facilidades que les otorgó el ayuntamiento municipal, que preside Carlos Gordillo Ramírez, como fue la dotación de agua en los tanques que se ubican en el cementerio, así como en las llaves de agua; nunca faltó el vital líquido que ocuparon los ciudadanos para llenar sus floreros y colocar las flores en las tumbas de sus seres queridos.

Desde la noche del pasado viernes 1 de noviembre, los ciudadanos se dieron cita para la muy tradicional velación; contaron con seguridad pública con rondines de los elementos de seguridad pública del ayuntamiento, además reforzaron la vigilancia el cuerpo de ronda del barrio de Santa Cruz Tecoxco, a cargo de Rafael Ventura Hernández.

Asimismo, la comuna destinó una ambulancia con paramédicos y la unidad de Bomberos para seguridad de los ciudadanos que acudieron tanto a la velación de las tumbas de sus seres queridos como para la enfloraciòn que se llevó a cabo el 2 de noviembre. 

Asimismo, los familiares de los difuntos ahí sepultados después de rezar sus oraciones les dedicaron canciones a sus seres queridos, ya que en el lugar se dieron cita desde bandas de música, tríos, rondallas, mariachis, entre otros músicos, quienes entonaron las canciones que a los fallecidos les gustaron en vida.

La poca afluencia que se pudo notar en el cementerio la noche del 1 y todo el día del 2 de noviembre afectó directamente a los comerciantes de flores, floreros, veladoras, cubetas y antojitos mexicanos, quienes reportaron pérdidas en las ventas, ya que la ciudadanía no acudió en gran número, como hace un año y en años anteriores.

Dijeron que pudo ser el mal tiempo de la noche del viernes 1 de noviembre, ya que empezó a llover como a las 23 horas y la gente se retiró del panteón; “otra, pues ni llegó a la velación de las tumbas de sus seres queridos”.