A través de una denuncia escrita, en poder de esta casa editora, internos del Centro de Readaptación Social (Cereso) de Izúcar de Matamoros denunciaron el maltrato y prepotencia que internos padecen en el interior del penal por parte del doctor Maceda y del comandante, de nombre Felipe, por lo que piden la intervención del gobierno del estado para frenar estos actos.

Ante la situación en la que padecen internos del Cereso de Izúcar, éstos evidenciaron a la luz pública el calvario del que son víctimas, los cuales son solapados por el director del penal, Enrique Ramírez Gordillo; en la carta exponen que reciben un trato déspota y prepotente cuando deben acudir a él para que les brinda el servicio médico. La excusa del médico es que no los atiende porque no tiene tiempo o, bien, que no los puede recibir pues carecen de medicamentos.

“Cuando nos sentimos mal por la mañana o la tarde y se le manda a traer nos atiende de mala gana y por culpa de él, al no atender a un interno a tiempo, le cortaron los dedos porque se le estaban pudriendo y como ésas, hay otras anomalías”, cita la carta.

En tanto, acusan que el comandante, a quien sólo mencionan con el nombre de Felipe, de abusar de su autoridad protegiendo a unos cuantos internos, a quienes los favorece con algunos privilegios: “Cuando le pedimos apoyo sólo se hace de la vista gorda, pero a sus protegidos les da todo el apoyo, les pasa cosas que a nosotros no nos permiten y castiga sin investigar los pormenores”.

Agregan que el comandante “Felipe” alega que él puede hacer lo que le venga el gana, porque “es su Cereso, le da poder a un grupo de compañeros internos y ellos entran a (los) dormitorios a hacer lo que quieran”.

Cabe mencionar que estas anomalías ya se han hecho del conocimiento al actuar director del Cereso, Enrique Ramírez Gordillo; sin embargo, a la fecha se presume que éste encubre estas anomalías por parte del médico y del comandante.

Finalmente, el denunciante anónimo solicita la intervención de las autoridades para que investiguen sobre las diversas anomalías que imperan en el interior del penal y eviten se continúen cometiendo estos actos que no contribuyen en nada a la readaptación de los internos.