Fragmentos de un bracero, una laja de calcita y una estructura cilíndrica elaborada de basalto, en representación del Dios Tlaloc, fueron los vestigios descubiertos en las obras de rehabilitación de la escalinata de El Pocito en la Gran Pirámide de Cholula.

Los materiales corresponden al periodo clásico medio tardío, informaron en conjunto el presidente municipal de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui Percino y Manuel Villarruel Vázquez, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Puebla.

Hasta el momento, los trabajos de rehabilitación ya se encuentran al 90 por ciento de rehabilitación y en breve, esperan tenerlas listas a finales del mes de  febrero.

Lo anterior también fue confirmado por Arturo Balandrano Campos, director General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del INAH.

Debido a la localización de la estructura cilíndrica al pie de El Pocito, se piensa que anteriormente se encontraba un nacimiento de agua que coronaba un templo en honor al Dios Tlaloc.

Manuel Villarruel Vázquez, indicó que lo descubierto forma parte del legado histórico y de la identidad del valle cholulteca milenario.

Asimismo el especialista comentó que gracias al convenio de trabajo se logró aterrizar recursos para atender esta ruta de acceso al Santuario de la Virgen de los Remedios.

De este modo, efectuó una evaluación del subsuelo así como la red de túneles y se trabajó un proyecto integral.

Calificó a la obra como importante y trascendental, la cual servirá para recuperar el flujo de visitantes al sitio arqueológico y al santuario católico en la cúspide.

“Reviste de una gran importancia por corregir una situación que cada vez estaba siendo más comprometida no sólo para el usuario sino para el basamento piramidal”, aseveró.

En tanto, Catalina Castilla Morales, coordinadora de los trabajos de rehabilitación y la arqueóloga designada por el INAH para la supervisión, Mariana Toledo Mendieta, indicaron que este núcleo es evidencia del proceso constructivo usado por los antiguos cholultecas para expandir su monumento.

“A pesar de que ya no tenemos la fachada ni el enlucido de la sexta etapa de la pirámide, estos núcleos insinúan la forma que el edificio habría tenido”, afirmó la especialista Toledo Mendieta.

El espacio que se propone fue un descanso en el talud del Tlachihualtépetl o “Cerro hecho a mano”, en náhuatl, se descubrió una acumulación inusual de material cerámico que, una vez analizado, probó corresponder a restos de braseros prehispánicos.

Asimismo, la escultura cilíndrica en piedra blanca, de 30 centímetros de altura, que representa a Tláloc, dios de la lluvia, reconocido por sus características anteojeras y por el diseño de sus colmillos