Jóvenes de bachillerato comenzaron a reunirse hace casi 13 años como resultado del análisis del ordenamiento territorial de Cuetzalan. Con el tiempo se conformaron como el colectivo Los Tajpianij, estudiantes que aprenden sobre medio ambiente, comparten sus conocimientos y también lo defienden.
Actualmente son 50 alumnos de nueve bachilleratos quienes se reúnen cada mes para hacer planes de trabajo en sus instituciones educativas y sus comunidades, explicó Ignacio Rivadeneira, profesor que los acompaña.
Ya son 13 generaciones que pertenecen a la agrupación, aprenden sobre el medio ambiente, dan talleres a otras escuelas sobre lo que han aprendido y generan materiales de difusión, abundó.
A la par realizan acciones en favor del medio ambiente como la recolección de basura y reforestación en este municipio de la Sierra Norte de Puebla que destaca por ser un Pueblo Mágico, sus recursos naturales y donde el 82.4 por ciento de la población es pobre según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Los jóvenes son consientes que levantar basura de las calles no es suficiente para acabar con los problemas que hay detrás, por ello también se hace conciencia sobre cómo las empresas generan campañas de publicidad para orillar a la gente a comprar cosas que realmente no necesita, pero que al final tienen un impacto en el medio ambiente, explicó el profesor a cargo del colectivo.
Creación de cuadernos y manuales
A lo largo de 13 años, el colectivo ha hecho diferentes publicaciones para que la gente conozca más sobre la protección de sus tierras.
Cuentan con el cuaderno de trabajo Protección al Ambiente, así como los manuales Ordenamiento territorial indígena; Identidad, milpa y alimentación, así como El agua y la tierra muestro derecho, no proyectos de muerte.
Estos materiales se caracterizan por tener definiciones de términos, notas periodísticas que ayudan a entender los fenómenos, actividades, juegos, además de impulsar la organización para el cuidado del medio ambiente.
Proyectos para los jóvenes
En la organización también se impulsa que los jóvenes tengan sus propios proyectos y se interesen por el campo.
“Mucho se dice que las nuevas generaciones ya no tienen interés en el campo, pero esto no es cierto, tienen interés, pero necesitan ser impulsados”, comentó Ignacio Rivadeneira.
Precisó que a través del colectivo se impulsó que los jóvenes tengan sus propias granjas de pollos y hortalizas. Hasta ahora hay 22 granjas y 23 hortalizas, de estas últimas, cuatro están en escuelas y en 17 casos los jóvenes se hacen cargo en sus hogares.
“Las hortalizas se distinguen por tener plantas medicinales. Investigan entre sus familiares cuáles son los beneficios y cómo usarlas para después cultivarlas en sus casas”, añadió.
Rechazo a proyectos de muerte
Entre los integrantes del colectivo, algunos acuden a las reuniones de los pobladores de la región que están en contra de los llamados proyectos de muerte.
El docente explicó que en Cuetzalan no hay ningún proyecto de muerte activo de momento, sin embargo, los jóvenes se convierten en un respaldo para los habitantes de otros municipios, conocen los impactos de las empresas y comunican a sus compañeros lo que ocurre.
Declaró que en Cuetzalan existe el riesgo de que se activen algunos como la de minería a cielo abierto en “La Lupe” o la operación de una hidroeléctrica.
Hacer comunidad
El docente que es parte del colectivo resaltó que como resultado del colectivo se ha podido “hacer comunidad”, las voces de los jóvenes son escuchados por sus mayores y por las autoridades.
Por ejemplo, llaman a los jóvenes a ser parte del comité del deporte o cualquier otro que son en beneficio de la población, indicó.
Además, parte de los alumnos siguen con sus estudios universitarios y cursan carreras relacionadas con el medio ambiente o el desarrollo de la cultura, ya sea en Cuetzalan o en municipios vecinos, agregó.
Dan confianza a jóvenes
En entrevista por separado, Antonio Benito Moreno y Concepción Osorio Carrillo coincidieron en que el colectivo les has dado más confianza en ellos mismos, de poder trabajar por la comunidad e inclusos hacerse de sus propios recursos.
Concepción Osorio mencionó que su participación en los talleres le dio más confianza de desarrollarse con la comunidad e incluso al ingresar a la universidad.
Mientras que Antonio Benito dijo que fue uno de los beneficiarios de las granjas. Hace meses recibió gallinas y ahora no depende tanto de los comercios tradicionales e incluso vende los huevos de sus gallinas y éstas ya se reprodujeron.
Los dos jóvenes indicaron que estar en el colectivo también representa la defensa de la tierra, así como la evitar convertirse en consumistas inconscientes, pues justamente Tajpianij significa guardianes de la tierra.