El candidato de la izquierda a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador, anunció que no se lanzará contra el presidente Felipe Calderón para que el PRI le aplauda por seguirle el juego y, en cambio, se concentrará en su trabajo de proponer un cambio verdadero que saque al país de su postración.

Asimismo reveló que por invitación del embajador de Estados Unidos en nuestro país, Anthony Wayne, el 5 de marzo se reunirá con el vicepresidente de esa nación, Joe Biden, durante la visita que realizará por esas fechas a la ciudad de México.

Este viernes el político tabasqueño mantuvo una reunión de trabajo con integrantes del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, a quienes les expuso su proyecto para transformar el país e incluso les pidió nombres para terminar de integrar su gabinete.

Al término de la reunión, López Obrador fue interrogado nuevamente sobre las versiones que señalan que el Ejecutivo federal dio ayer resultados de las preferencias electorales obtenidas en unas encuestas encargada por la Presidencia de la República.

Al respecto el precandidato único de la izquierda insistió en su postura de que se trata únicamente de propaganda política propia del momento electoral para confundir a la gente.

En este sentido le restó importancia al asunto al recalcar que en su opinión los partido Revolucionario Institucional (PRI) y Acción nacional (PAN) son lo mismo y están recurriendo a los mismos métodos mediáticos y publicitarios, pensando que así van a ganar.

Afirmó que sus propias mediciones él tiene asegurados 20 millones de votos, suficientes para ganar la Presidencia de la República, si se considera que en las pasadas elecciones le reconocieron oficialmente 14 millones 400 mil sufragios efectivos.

Eso es la verdad, el resto es ruido, propaganda, “merengue” que se está derritiendo; “yo estoy muy tranquilo porque vamos a volver a ganar, se los aseguro, estamos en primer lugar”, puntualizó el político tabasqueño.

Cuando se le preguntó sobre lo que diría a los estadounidenses en caso de ser presidente para enfrentar problemas como el trasiego de armas y los muertos en México por la inseguridad, adelantó que cambiaría la política bilateral para que no se finque exclusivamente en la cooperación militar, sino en la cooperación para el desarrollo.