El presidente Felipe Calderón Hinojosa destacó esta mañana a Nuevo León como una tierra de barbarie, donde han sido perpetrados los homicidios más cruentos en la historia reciente del país, como las matanzas masivas registradas en los últimos meses.

“Aquí también se protagonizaron, por los mismos actores delincuenciales, algunos de los eventos más atroces, más inhumanos, más irracionales del país: el incendio del Casino Royale; la riña, homicidio y fuga perpetrados en el penal de Apodaca y, recientemente, el homicidio y bárbaro desmembramiento de personas encontradas en Cadereyta”, dijo.

Al inaugurar la XXVII Reunión de Procuradores de México, en un hotel de la localidad, el mandatario señaló que Monterrey es una de las zonas más violentas del país debido a la disputa entre cárteles y a las acciones que dejaron de hacerse en administraciones anteriores a la de Rodrigo Medina.

“En el estado de Nuevo León merced a la debilidad y vulnerabilidad de las instituciones encargadas de la seguridad y justicia de la entidad, tarea, la de su fortalecimiento, desatendida por largo tiempo y hasta hace poco, la violencia y el crimen floreció en esta entidad, y particularmente de su zona metropolitana, una de las más violentas del país”, expuso ante los procuradores.

Pese a estos homicidios en masa, la acción de las autoridades estatales ha reportado ahora dividendos favorables con la reducción de índices delictivos en diferentes plazas del país.

“Como todos sabemos, en distintos puntos del país se han presentado episodios de violencia inéditos. En todos, o por lo menos en la mayoría de ellos, los operativos de las fuerzas de seguridad ha redituado en corto y mediano plazo, según sea el caso y con diversa magnitud, en una reducción de los eventos criminales, lo mismo en Tijuana, Ciudad Juárez, Veracruz o Acapulco”, señaló durante el evento que estuvo fuertemente resguardado por elementos del Estado Mayor Presidencial y la policía estatal.

Pese a estos hechos delictivos, Calderón elogió al gobernador Medina, al afirmar que la estrategia de seguridad que impulsa en la entidad desde hace un año, ha comenzado a arrojar resultados en el rubro de capturas.

“Empezando por el esclarecimiento y puesto bajo la justicia a muchos de los responsables de tan singulares e indignantes eventos. Se ha atrapado ya a la mayoría de los autores materiales e intelectuales del incendio del Casino Royale. Su principal autor ha muerto, precisamente en una confrontación con las fuerzas del orden.

“Se ha atrapado también al autor de la masacre registrada en Cadereyta y se sigue avanzando fuertemente en las investigaciones. Ya han vuelto a ser atrapados algunos de los reos fugados del penal de Apodaca. A pesar de estos hechos de barbarie en Nuevo León, los índices delictivos del estado comenzaron, primero a frenarse en su escalara de incremento y comienzan a ceder, por lo que me pudo comentar el gobernador del estado”, dijo.

Al justificar el combate que ha emprendido contra las bandas criminales, el presidente panista aseguró que si no hubiera actuado con su estrategia de seguridad, actualmente México hubiera perdido su Estado de Derecho.

“De no haberlo hecho, amigas y amigos, hoy la debilidad estructural del estado, sus poderes e instituciones, sería tal que quizá no se contaría, en este momento, con la fortaleza suficiente para luchar por la consolidación del imperio de la ley”.

“En otras palabras: de no haber actuado a tiempo frente a la criminalidad, quizá hoy mismo ya no digamos dentro de seis meses o un año, hubiera sido demasiado tarde para el Estado mexicano enfrentar el poderío que han desarrollado las bandas criminales en nuestro país”, aseguró.

Por su parte, la procuradora general de la República, Marisela Morales, señaló que a México le urge combatir la inseguridad y la corrupción.

Consideró urgente avanzar en la lucha contra el robo a la propiedad intelectual, la falsificación de moneda, trata de personas, secuestro y desaparición de menores, entre otros ilícitos.

Después del evento, el presidente acudió a las instalaciones en Nuevo León de la Fuerza Aérea Mexicana, en Apodaca, donde, portando una gorra verde militar, pasó revista con los soldados ahí reunidos, para después dejar la ciudad.