Javier Sicilia se transformó en el emblema de las víctimas de las mafias del narcotráfico mexicano tras el asesinato de su hijo el año pasado. El lunes 28 de marzo de 2011, un grupo de sicarios asesinó a Juan Francisco Sicilia, de 24 años. Sus restos aparecieron junto a otras seis personas en Temixco, ciudad cercana a Cuernavaca, la capital del estado de Morelos. Los siete jóvenes, cuyos cuerpos presentaban señales de tortura, murieron asfixiados. La muerte de Juan Francisco visibilizó el cansancio de la sociedad mexicana y originó un movimiento encabezado por el escritor, quien, tras renunciar a su profesión de periodista, peregrina incansablemente por todos los estados del país para exigir justicia y el fin de la violencia.
 
En este camino de lucha, el también poeta se ha convertido en uno de los personajes más influyentes del país. Este papel de preponderancia lo ubica como una de los referentes nacionales en la lucha contra el crimen organizado y los candidatos saben que una foto, de mínima, o  su apoyo explícito, de máxima, cotiza en alza. Las elecciones están previstas para el próximo 1º de julio. Queda un mes de campaña y cualquier ayuda es bienvenida en los comandos presidenciales.
 
Advertido de su codiciada figura, Sicilia invitó a debatir sobre la violencia a los tres candidatos principales: el del PRI, Enrique Peña Nieto, la oficialista Josefina Vázquez Mota y el izquierdista Andrés Manuel López Obrador. El periodista aprovechó la oportunidad y se despachó:
 
"Mientras la ciudadanía vive en la indefensión, usted y su partido gastan en campañas millonarias y en demagogia", le dijo a Vázquez Mota, y agregó: "Su candidatura significa la continuidad de una política que nos ha sumido en el horror, la miseria y el despojo. Vemos el señalamiento duro a las corrupciones de los otros partidos, pero incapacidad autocrítica para ver el del suyo".
 
El favorito para el 1º de julio tampoco salió indemne del encuentro. Enrique Peña Nieto soportó los embates de Sicilia. Tanto esfuerzo hizo, que las duras acusaciones no lograron borrar su sonrisa publicitaria. "Me preocupa señor Peña Nieto, no oigo su corazón, no escucho su corazón, no lo escucho vibrar con el dolor de las víctimas. Escucho un discurso frío, muy acostumbrado al viejo PRI y me aterra, creo que nos aterra a todos... No oí a usted pedirle perdón a las víctimas."
 
El izquierdista Andrés Manuel López Obrador se fue ofendido del debate (igual abrazó al poeta para la foto). Es que para el activista, AMLO no escapa a la media de los candidatos, ya que no ofrece salidas superadoras a la crisis de inseguridad que vive el país. "Para muchos, usted, López Obrador, significa la intolerancia, la sordera, la confrontación en contra de lo que pregona su República Amorosa, con aquellos que no se le parecen o no comparten sus opiniones. Significa el resentimiento político, la revancha sin matices contra lo que fueron la desaseadas elecciones del 2006. El mesianismo y la incapacidad autocrítica para señalar las corrupciones de muchos miembros de su partido."
 
Aún cuando se sacó una amistosa foto con cada uno de ellos, Javier Sicilia ejerció su papel de víctima y desmoronó cada uno de los planes antinarco que proponen los candidatos (todos ellos muy parecidos entre sí). El poeta afirmó que la elección del próximo 1 de julio seguirá siendo "una simulación" y acusó a los partidos políticos de no haber hecho una "limpieza honorable de sus filas" y de haber negado al país una "reforma política amplia".