Foto.- Presidencia de la República
Bajo los incandescente rayos del sol y calles enlodadas, el presidente Enrique Peña Nieto recorrió el Barrio Arenal Centro, en donde reconoció que lo más cruel de las fuertes lluvias de Ingrid y Manuel fueron las pérdidas de vidas humanas.
Anunció también que se habrán de reubicar las viviendas que se perdieron por el paso de Manuel y que están en su mayoría cerca del río Atoyac.
En el Barrio Arenal del Centro, en donde sus habitantes lamentan la pérdida de sus escasas pertenencias, algunos sus casas, automóviles y hay quienes aseguraron que su ganado, entre ellos 50 vacas que ahora yacen ahogadas en el mar, el primer mandatario pidió que no recaiga el ánimo, pues el gobierno federal y estatal trabajarán a marchas forzadas para que todo regrese la normalidad.
Pidió también a la Profeco sancionar a quienes abusen de los precios, sobre todo en estos momentos difíciles.
Entre el lodazal y montañas de colchones, ropas, muebles, estufas entre otros enseres domésticos inservibles, el Ejecutivo federal insistió que se van a reparar las casas afectadas y reubicar aquellas familias que hayan perdido sus viviendas que estén cercanas al río.
En esta comunidad de alrededor de 700 habitantes, en su mayoría campesinos que se dedican al cultivo de coco, papaya, sandía, frijol entre otros, el presidente Peña Nieto ofreció que se van a apoyar a quienes perdieron sus cosechas.
En la plaza de la comunidad, después de haber recorrido la calle principal, escuchar e incluso dar abrazos de solidaridad a los lugareños, Peña Nieto dijo que lo más difícil es la pérdida de vidas humanas, porque de alguna forma se va ayudar a recuperar los bienes materiales.
Reiteró que los apoyos se darán en forma directa para evitar intermediarismo político o que se intente lucrar con la desgracia de la gente.
Acompañado por los secretarios de Marina, Vidal Francisco Soberón; Sedena, Salvador Cienfuegos, y Sedesol, Rosario Robles, pidió al director de Conagua, David Korenfeld, trabajar en el río Atoyac para corregir los bordes y evitar desbordamientos.
Las fuertes lluvias que azotaron esta comunidad los días 15 y 16 de septiembre dejaron a su paso desolación en sus habitantes. Guillermo Salas, lugareño del Arenal, aseguró que confían que el presidente Peña Nieto atienda sus necesidades, pues muchos perdieron sus escasas pertenencias.
La comunidad enclavada en la costa grande de Guerrero, se mantenía silenciosa, sólo interrumpida por alguna que otra exclamación, la certeza de que llegaría el Ejecutivo federal a escuchar sus peticiones, y a la llamada para iniciar el censo de las pérdidas, la mayoría suspendía sus tareas de limpieza de sus casas para salir a las calles y llenarlas de bullicio y lamentos.
La señora Concepción Vargas, quien contemplaba la desoladora imagen de su comunidad tras las intensas lluvias que provocaron inundaciones que alcanzaron hasta un metro, pidió la intervención de Dios y del presidente Peña Nieto para llevar auxilio.
La afectada que se dedica a recolectar fierro para vender y llevar de comer a sus seis hijos, uno de ellos con cáncer, aseguró haber perdido todo y así muchos de los lugareños que con una tímida alegría esperaron ansiosos al primer mandatario.
Mientras que los escasos animales que sobrevivieron lucían hambrientos hasta los huesos, el Ejército atendía un comedor comunitario para brindar alimentos a los afectados.
En tanto, el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, aseguró que ningún presidente de la República había venido tantas veces a solidarse con los afectados en una situación similar como lo está haciendo Peña Nieto.