La presidenta Claudia Sheinbaum salió al paso de acusaciones que la señalaban de haber alentado protestas violentas en Los Ángeles, y calificó como “antipatriotas” a quienes desde México difundieron sus palabras fuera de contexto.
En conferencia matutina, Sheinbaum explicó que sus llamados a la "movilización" se dirigieron exclusivamente al territorio mexicano, en el marco de la oposición a una posible imposición de impuestos a las remesas por parte del Congreso de EE. UU., y fueron tergiversados con fines políticos.
La mandataria criticó con dureza a quienes “saben que es mentira, están mintiendo deliberadamente” y buscan generar un conflicto bilateral desde el interior del país.
La explicación de Sheinbaum incluye que sus estrategias (como cartas de senadores mexicanos y campañas ciudadanas en EE. UU.) fueron comunicadas previamente a funcionarios como Marco Rubio y Howard Lutnick, sin que surgieran objeciones.
Además, el embajador estadounidense en México, Ronald Johnson, confirmó que Sheinbaum ha condenado públicamente actos violentos en Los Ángeles y se sumó al llamado a restablecer el orden, contradiciendo así las acusaciones de Kristi Noem.
La Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) emitió un comunicado que respalda a Sheinbaum y afirma que “nunca ha llamado a protestas violentas, sino pacíficas y respetuosas de la ley”.
Por su parte, la presidenta reiteró que su gobierno seguirá defendiendo los derechos de los migrantes mexicanos y trabajando constructivamente con Estados Unidos “sin subordinación, siempre como iguales".
El episodio ocurre en una coyuntura crítica para las relaciones bilaterales, con tensiones en EE. UU. por las redadas migratorias en Los Ángeles y en vísperas de la próxima cumbre del G-7, donde Sheinbaum y Donald Trump abordarán temas como migración, seguridad comercial.
La presidenta mexicana ha optado por el diálogo diplomático, rechazando escaladas que puedan afectar a la comunidad mexicana en EE. UU., defendiendo al mismo tiempo la soberanía y la unión nacional.