Galilea Cariño, responsable del área jurídica del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría (IDHIE) leyó los versos de Javier Sicilia.
"El mundo ya no es mundo de la palabra/ Nos la ahogaron dentro/ Como te asfixiaron/ Como te desgarraron a ti los pulmones/ Y el dolor no se me aparta/ Sólo tengo el mundo/ Por el silencio de los justos/ Sólo por tu silencio y mi silencio, Juanelo."
Un silencio ahogó a la multitud que momentos antes había clamado "no más sangre" en el corazón de Puebla.
Cariño continúo su lectura: "el mundo ya no es digno de la palabra, es mi último poema; no puedo escribir más poesía/ La poesía ya no existe en mí."
Las veladoras y las flores tomaron el corazón de la ciudad.
Apenas el domingo Puebla no sabía si participaría en la marcha. Pero bastaron algunos correos electrónicos, mensajes en Facebook y Twitter para que ayer los poblanos salieran a marchar por las calles del Centro Histórico repudiando la violencia y la inseguridad desatada en el país.
"Juan Francisco. ¬°No eres el único, pero sí la gota de sangre que derramó el vaso. ¬°Ni uno más!."
Algunos colocaron veladoras. Algunas mujeres jóvenes se recostaban sobre la plancha del zócalo simulando las figuras de las personas que han muerto víctimas de la violencia del crimen organizado o de los cuerpos de seguridad del Estado mexicano. Mientras las mujeres permanecían recostadas un joven seguía con tiza la figura yacente de las jóvenes quedando la silueta de las víctimas.
"Esta política instaurada por Felipe Calderón, irresponsable y siniestra ha logrado que matar no sea relevante, hay que parar esta escalada de violencia cuyas muertes colaterales son miles de personas inocentes muriendo, estamos aquí para rendir homenaje a las víctimas", dijo en un breve discurso María Eugenia Díaz de Rivera.
Jovencitas que por primera vez participaban en una movilización de esta índole se plantaban a los pies de la fuente de San Miguel para sacar sus cartulinas donde compartían el duelo con el escritor Javier Sicilia, mientras se escuchaba la lectura de algunos poemas del autor del Tríptico del Desierto.
Al grito de "no más sangre", los poblanos expresaron en las calles su rechazo a la violencia.
"En solidaridad con Javier Sicilia. Todos los asesinados", se podía leer en una cartulina.
La monotonía de un miércoles por la tarde se rompió con la nutrida manifestación.
Al grito de "no más Sangre", estudiantes, profesores universitarios, investigadores de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), profesores de la Universidad Iberoamericana, escritores, poetas, maestras, amas de casa, añejos activistas, periodistas y fotógrafos se congregaron en el zócalo de la ciudad para clamar el fin de la violencia.
"Todas las vidas valen lo mismo; todos los muertos son nuestros muertos."
María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera, profesora de la Universidad Iberoamericana, leyó un emotivo discurso reprobando la inseguridad y violencia que vive el país.
La oradora del acto también lo fue durante la presentación en Puebla ‚Äîhace algunos años‚Äî de la periodista Lydia Cacho. Con esa combinación de vehemencia y claridad, Díaz de Rivera conminó a frenar la guerra contra el narcotráfico, que ha costado miles de vidas por "daños colaterales".
La Puebla del quietismo, de la apatía y de la desmovilización demostró que sin acarreo y de manera convencida y consciente se puede expresar la solidaridad con las víctimas de la "guerra" del Estado mexicano en contra del crimen organizado.
Puebla se incorporó sin contratiempos y con energía al llamado que realizó desde Cuernavaca, Morelos, el poeta Javier Sicilia.
Las mujeres fueron las más activas durante la concentración y desplegaron cartulinas con leyendas imaginativas y de reminiscencia poética refiriéndose a nuestro país como "la república del silencio y de la muerte."
Tampoco faltaron los niños acompañados de sus abuelas.
Los poblanos que marcharon por las calles del corazón de la ciudad se unieron a las 26 movilizaciones nacionales y siete internacionales convocadas por el poeta Javier Sicilia.
El ganador del Premio Aguascalientes de Poesía convocó a esta protesta nacional como un llamado de emergencia para que las autoridades del país frenen su "guerra" en contra el crimen organizado, la cual ha generado ‚Äîde acuerdo a cifras oficiales‚Äî más de 36 mil víctimas.
Al filo de las seis de la tarde en el zócalo de la ciudad se reunieron por lo menos mil 200 personas.
Eduardo Almeida Acosta, investigador de la Universidad Iberoamericana, inició el acto señalando que se trataba de un acto de vida y dignidad.
"Estamos aquí en un acto de solidaridad con los muertos provocados por una guerra irresponsable y estúpida", sentenciaba firme la investigadora María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera, directora de la cátedra Alain Touraine de la Ibero.
"Esta política instaurada por Felipe Calderón, irresponsable y siniestra ha logrado que matar no sea relevante, hay que parar esta escalada de violencia cuyas muertes colaterales son miles de personas inocentes muriendo, estamos aquí para rendir homenaje a las víctimas", dijo la oradora.
La marcha fue convocada a raíz del asesinato del joven Juan Sicilia, hijo Javier Sicilia; explicó la investigadora, es un asesinato emblemático de los miles de jóvenes cuyos asesinatos no son esclarecidos por no ser hijos de funcionarios.