El candidato de las fuerzas izquierdistas al Senado de la República, Manuel Bartlett Díaz, durante una conferencia académica en la Ibero de Puebla, recordó que el gobierno federal prepara ocupar el programa federal Oportunidades para favorecer a sus candidatos, al mismo tiempo, que las televisoras han jugado un papel muy importante en el posicionamiento adelantado de algunos candidatos. En retribución —dijo— se ha incluido en las listas a diputados de algunos partidos a empleados de las televisoras.

Asimismo, afirmó que el candidato presidencial del PRI —a quién evitó mencionar por su nombre— logró su ventajoso posicionamiento electoral gracias a las televisoras. “El candidato del PRI es el candidato de Televisa. Un candidato apoyado durante cinco años, construye una posición en el electorado enorme”.

Bartlett Díaz abordó el tema “El dinero, la política y el poder. De manera pedagógica, explicó a los estudiantes universitarios que prevalece un modelo de ‘clientelismo’ electoral donde se hacen a un lado las propuestas programáticas y se anula el debate. También resaltó que la pobreza del debate y programática obedece a este componente en las campañas.

“La presencia del dinero en las campañas políticas favorece la agenda de las clases privilegiadas y empobrece el trabajo legislativo”, acusó.
Manuel Bartlett resaltó los resultados del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD) sobre procesos electorales en América Latina en su revisión sobre cómo el dinero afecta las campañas políticas y, por ende, las decisiones de poder una vez ganada la elección.

“Los medios de difusión juegan un papel decisivo en cuanto a la pérdida de las condiciones igualitarias de la competencia, la limitación de las opciones y la desigualdad de oportunidad de difusión del mensaje del candidato.

”El dinero es el que otorga la posibilidad de acceso a estos medios y a la opinión pública. Las campañas tienden a vaciarse de contenido programático y la propaganda reemplaza la propuesta. El dinero otorga la capacidad de hacer propaganda, se produce un ciclo negativo que deteriora la calidad de la opción electoral y el candidato es tratado como un objeto de publicidad, no como el portador de opciones para la sociedad.

”La propaganda reemplaza el programa y el debate. Podemos suponer que la correlación entre la pobreza del debate y las propuestas programáticas, es alta, lo cual potencia el impacto del financiamiento.”