En el marco de su cátedra “Patrimonial de política mexicana”, impartida a estudiantes y catedráticos de la facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), el historiador y académico mexicano Lorenzo Meyer aseguró que cualquier autoridad pública del país —sean alcaldes, gobernadores o el propio presidente de la República— que quiera evitar las críticas lo que debe hacer es convertirse en figuras privadas, señaló al emitir su opinión sobre la denuncia presentada por Rafael Moreno Valle en contra de dos periodistas.

El analista político dijo que se entiende si alguien se pueda sentir ofendido o molesto por las opiniones que se generan en los medios de comunicación, por lo que agregó que actualmente es bueno insistir en dos cosas: de entrada, que una figura pública se expone a la crítica y después, que si una figura pública quiere evitar cualquier tipo de crítica entonces que se convierta en figura privada, “para no meterse en el campo de la política, porque ahí es inevitable la crítica”. 

Lorenzo Meyer recordó que en otros tiempos, en México las figuras públicas eran muy susceptibles a cualquier crítica e incluso cerraron periódicos y revistas, pero eso era parte de la naturaleza autoritaria del sistema, pero se supone que eso se superó en la actualidad, “entonces intentar usar los tribunales para eso, vamos a ver qué pasa porque me gustaría ver el proceso y cómo los jueces lo van a resolver”.

El historiador mexicano dijo que será interesante ver lo que dirán los jueces sobre la demanda del gobierno poblano contra dos periodistas, por lo que desde su perspectiva esa es una batalla que se tendrá que dar si el país quiere ser distinto, “un país donde las figuras públicas no tengan la piel tan sensible o si la tienen muy sensible, entonces que no sean figuras públicas”. Desde su perspectiva, Lorenzo Meyer recordó que en otro momento también fue demandado por daño moral, por eso reiteró que todas las figuras públicas del país y del resto del mundo están sujetas a la crítica de los profesionales de la opinión, “me parece que es una cosa natural y no tiene por qué llevarse a los tribunales”, aunque en última instancia los que sientan afectados podrán refutar el dicho.

“Un país donde las figuras públicas no tengan la piel tan sensible o si la tienen muy sensible, entonces que no sean figuras públicas”, dijo.