La epopeya fílmica de Rafa Lara llegará a las pantallas del circuito comercial el próximo 3 de mayo.

Como parte del cine patriótico mexicano, la producción de Paco Gallástegui inaugura una nueva etapa en la manera cómo los espectadores podrán interpretar la Batalla del 5 de Mayo.

Frente a la retórica oficialista y patriótica, frente a los discursos de corte liberal, la versión fílmica de la batalla representa un desafío.

Con guiños al sentimentalismo telenovelero, Lara le apuesta gran parte de la eficacia del filme a la relación entre tres personajes anónimos extendiéndose durante unos 20 minutos en una mini relación de amor. Este truco está lejos de impactar o de crear empatía.

Pero en la epopeya del 5 de Mayo no se arriesga nada: ni dramáticamente, ni estéticamente.

En la película no hay un Zaragoza (Kuno Becker) como el de los carros alegóricos del desfile del 5 de Mayo ni tampoco un Zaragoza adiestrado en la retórica entusiasta y belicista a la que nos acostumbraron los oradores y gobernantes del siglo pasado. Pero tampoco se trata de un Zaragoza dramático, con matices y en conflicto consigo mismo. Más bien el Zaragoza de la producción de Gallástegui, dirigida por Lara, es un Zaragoza plano con ciertas dotes de liderazgo pero poco propicio a profundizar en sí mismo.
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Frente al Zaragoza interpretado por Kuno Becker aparece su contraparte, el general Lorencez (William Miller), quien se come al pálido Zaragoza de Kuno Becker.

La apuesta por pintar al ejército francés como un ejército de forajidos y de bárbaros frente a los mexicanos tampoco aporta nada a la película, desconociendo la formación militar del ejército francés.

En lo único que arriesga la Batalla del 5 de Mayo es en presentar a Porfirio Díaz como un verdadero héroe ante la tibieza de Zaragoza.

En distintos momentos, la película muestra a un Porfirio Díaz arrojado frente a la excesiva cautela del general Ignacio Zaragoza.

Esta reivindicación historiográfica es uno de las aportaciones de la obra que se propone como “educativa y conmovedora”, pero que se queda a medio camino entre estas dos propuestas.

Un logro en la película es la ambientación, los detalles de vestuario y mobiliario.

En la película debe reconocerse el cuidado del diseño de producción y arte, a cargo de José Luis Aguilar, quien ha trabajado en varias películas de época, y la película demuestra su oficio.

Como golosinas del filme se encuentra la interpretación de Jaramar, escena algo forzada antes de la batalla, y al final una versión de la ya vetusta Cecilia Toussaint interpretando una canción de Caifanes.

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Pero al tiempo que la película reivindica la figura del general Porfirio Díaz en su arrojo y estrategia militar, la película deliberadamente oculta el conservadurismo de los poblanos que simpatizaban con el ejército francés y con las fuerzas conservadoras.

No hay ninguna referencia en cómo los poblanos esperaban la llegada del ejército francés. Ni del sector religioso que aguardaba la llegada de los franceses. Por el contrario, se presenta a un Zaragoza casi creyente, que se encomienda a Dios para ganar la batalla. Lo que pudiera ser simplemente una licencia de ficción para la película en el desarrollo histórico de la misma, se presenta como una contradicción entre el Zaragoza liberal y el católico contrito y entregado a las fuerzas divinas para enfrentarse al ejército más poderoso del mundo.

El otro tema ausente en la película es el debate ideológico. Es decir, lo realmente importante, el proyecto de país que defendían tanto los liberales del gobierno de Juárez como los conservadores mexicanos.

A pesar de ser una película de corte histórico, por muy entretenida, la confección histórica de la misma es cuestionable, y más cuando la misma se presenta a un público masivo, muchas veces desinformado sobre los temas elementales de la historia nacional, que con dificultad separa el trigo de la historia con la cizaña de la ficción.

El júbilo oficial
En el salón Gobernadores del Centro Integral de Servicios, Moreno Valle subrayó que el largometraje dirigido por Rafa Lara y producido por Paco Gallástegui —exhibido esta noche (ayer) en premier en el Teatro Principal— muestra de manera extraordinaria uno de los episodios históricos más trascendentes del país, del cual debemos sentirnos orgullosos los mexicanos, y en particular los poblanos.

En compañía de Luis Maldonado Venegas, secretario general de Gobierno, así como de actores del filme y ejecutivos de Videocine, Televisa, Estudios Churubusco y Conaculta, Moreno Valle dijo que la Batalla de Puebla es una de las lecciones que deben inspirarnos para construir un mejor futuro para México.

Reconoció la visión de Rafa Lara para realizar 5 de Mayo, la Batalla, con el nivel y la calidad que merece recordar una fecha donde se dieron acciones ejemplares de unidad.

Moreno Valle puntualizó que los retos que enfrenta el país, como el cambio climático y la inseguridad, entre otros, parecen difíciles de superar, y el 5 de mayo de 1862 es un gran legado para mostrar que no hay obstáculo que no se pueda vencer.

El director Rafa Lara agradeció el apoyo del gobernador Moreno Valle para lograr esta película que ha sido presentada en festivales internacionales con éxito, mismo que se espera recibir del público mexicano a partir de su proyección con 400 copias en salas de cine de todo el país.

“Sin la visión y arrojo del gobernador, no hubiera sido posible hacer un cine diferente, para aplaudir no a héroes de otros países, sino a los nuestros, es esta una película sobre el orgullo del que estamos formados los mexicanos”, enfatizó el director.

Se trata, agregó, no sólo de un documento histórico y educativo, sino de una obra cinematográfica entretenida y conmovedora.


Numeralia
•    Fue filmada durante 9 semanas —precedidas de 3 meses de preproducción— en diversas locaciones del estado de Puebla y Veracruz, durante los meses de mayo y junio de 2012.
•    El equipo humano que intervino en las semanas más complejas del rodaje llegó a superar las 700 personas.
•    Fueron utilizadas alrededor de 300 bombas o efectos explosivos, y se contaba con un equipo base de 16 stunts actuando al mismo tiempo, rodeados de aproximadamente 300 extras que encarnaban a los soldados franceses y mexicanos.
•    Se gastaron más de 900 litros de sangre artificial para las escenas de batalla.
•    Durante las escenas más grandes y complejas de la batalla, se llegaron a utilizar un total de 130 caballos con sus respectivos jinetes.
•    Se diseñaron y confeccionaron más de 1000 vestuarios, uniformes, sombreros e incluso calzado de la época, para los actores y extras que intervinieron en la película.
•    Se contaban con más de 70 choferes y vehículos entre tráilers, camiones de carga, vehículos de pasajeros, grúas y demás transportes motorizados para trasladar a todos los departamentos involucrados en la producción de la película.
•    Durante la postproducción se crearon más de 300 efectos especiales y retoques digitales, y sumaron más de 200 los canales de audio utilizados en el complejo diseño de sonido.
•    La Batalla de Puebla, considerada como el personaje principal de la película, tiene una duración en pantalla superior a los 45 minutos, además de otras 3 grandes batallas o secuencias de acción que aparecen a lo largo de la película.

Ficha técnica
Duración: 2 horas 5 minutos
Género: Bélico / Épica / Histórico
Formato: Color / DSP Digital y 35mm
Sonido: Digital 5.1
Aspecto: 1.85
Idioma: Español
Subtítulos: Inglés