Moreno Valle quiso “granjearse” la voluntad de Enrique Peña Nieto pero éste marcó su distancia.
El mexiquense Peña evitó cualquier expresión afectiva, a pesar de su presencia en la ciudad más importante del estado ni siquiera anunció megaobra alguna para Puebla.
Lo más que le arrancó Moreno Valle a Peña Nieto fue, como seca respuesta, una relación de trabajo “institucional” y “coordinada”.
Ante lo cortante del presidente, quien ignoró al alcalde de la ciudad, Eduardo Rivera Pérez, y al presidente del Congreso local, Mario Riestra Piña, el representante del Ejecutivo poblano, Rafael Moreno Valle, intentó conversar durante los discursos del foro con el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, mostrándole sus mejores sonrisas.
Preocupado por la agenda nacional y las críticas en contra del uso electoral de programas sociales, Enrique Peña Nieto prometió que en su gobierno “no se tolerará el uso electoral de los programas sociales”, respuesta a las críticas sobre el manejo electoral de programas sociales en el estado de Veracruz y a la retirada del PAN de las mesas de diálogo del Pacto por México.
El Centro de Convenciones lució como en un día de informe de gobierno.
Arcos detectores de metales, revisiones, vallas metálicas, pantallas, un presídium con una cuidada escenografía: desde representantes de la juventud hasta políticos reciclados y funcionarios buscando una fotografía con el presidente.
Ante el “sobrecupo” del inmueble, representantes de la iniciativa privada no hallaron sus lugares y abandonaron el recinto.
El foro por un México Incluyente lució como un magno set televisivo. Detalles como la iluminación y el equipo de producción de la toma de imágenes fueron centrales para la actividad.
En al acto inaugural participaron jóvenes, indígenas y especialistas presentando sus visiones sobre la inclusión de manera desigual.
A pesar de ser el representante del Poder Ejecutivo estatal, Moreno Valle vivió en carne propia la parafernalia del poder presidencial priista.
El desaire
De acuerdo al protocolo, gobernador y presidente caminan juntos hasta el templete y luego al terminar el acto hasta la salida.
Ahora, el presidente de la República rompió el protocolo y caminó prácticamente solo, ignorando al gobernador de Puebla quien caminaba a unos pasos de él saludando a funcionarios federales y a los asistentes, cubierto por el Estado Mayor Presidencial.
En un primer momento, el titular del Ejecutivo poblano intentó aproximarse al presidente, pero la nube de elementos del Estado Mayor que vigilaba a Peña le obstruyó el paso.
Así, visiblemente distanciados, llegaron al templete.
A la derecha de Moreno Valle se encontraba el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, a su izquierda el presidente de la República.
Moreno Valle encontró más eco ligeramente en Videgaray. Con Peña Nieto siempre se mantuvo una distancia, algunos centímetros los separaban. El poblano se ladeaba un poco intentando conversar con el presidente, con poca fortuna.
En su discurso de recepción a Enrique Peña Nieto, el gobernador de Puebla quiso atraer la atención de Peña: “Hoy los poblanos ratificamos nuestro compromiso de convertirnos en uno de los activos fundamentales del proyecto nacional que encabeza el presidente de la República Enrique Peña Nieto”.
En su intervención habló de la pluralidad política que vive el país y le ofreció cooperación al gobierno federal, al tiempo que resaltaba las virtudes del Pacto por México implementado por Peña.
Moreno Valle al bajar del pódium, abrazó al presidente de la República, quien recibió el abrazo entre forzado y recibiendo como respuesta un leve par de palmadas.
A los dos videopolíticos les favorecía el escenario montado para el foro.
En respuesta, en su intervención, Enrique Peña ni siquiera mencionó por su nombre al gobernador, tampoco anunció alguna obra o programa especial para Puebla.
En su visita a Puebla, ni Rafael Moreno Valle estuvo en el horizonte del presidente.
Lejos quedaron las visitas presidenciales donde el presidente y el gobernador se entrelazaban en cálidos abrazos de despedida. Más bien, Peña Nieto fue displicente, frío y marcó su distancia del gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
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En cuanto ingresó al salón del Centro de Convenciones, el presidente de la República se adelantó al gobernador.
Los elementos del Estado Mayor Presidencial rodearon al presidente, quien saludó personalmente a las personas conforme avanzaba sobre el pasillo.
El gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, seguía al presidente. Desde las pantallas colocadas en el Centro de Convenciones podían observarse los esfuerzos que hacía Moreno Valle para seguir y acercarse al presidente de la República.
Un par de metros distanciaban, en el camino hacia el templete, a Rafael Moreno Valle y a Enrique Peña Nieto.
La visita a Puebla de Enrique Peña Nieto se realizó en medio del escándalo que rodea el trabajo de la Secretaría de Desarrollo Social por los presuntos usos de programas sociales con fines electorales por el gobierno del estado de Veracruz, de filiación priista, a favor de sus candidatos.
Una República sin igualdad no es República: Robles
La secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, señaló que el propósito de la Cruzada contra el Hambre es lograr “una sociedad de clase media con equidad, cohesión social e igualdad, un México con más igualdad y sin hambre.
”La República es de iguales o no es República”, expresó la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, al distinguir la política social de la administración federal como incluyente, democrática, participativa y plural.
“Una política social que reconozca los avances y las deficiencias, que enfrente los retos con valor para cambiar los esquemas que perpetúan la pobreza, incrementan la desigualdad social, excluyen a ciertos grupos o personas y se ignora su vulnerabilidad.
”El México que queremos es un México donde los ciudadanos puedan ejercer sus derechos sociales y humanos en plenitud. Para ello, necesitamos empezar por los que no pueden ejercer su derecho a la alimentación, a la salud, a la educación, a una vivienda digna y a la seguridad social”, expresó la secretaria de Desarrollo Social.
Blindaje de programas sociales
Por su parte, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, aseveró que su gobierno no tolerará el uso de programas sociales con propósitos electorales.
En medio de una crisis de credibilidad desatada por el presunto uso de programas sociales por parte del gobierno del estado de Veracruz, a favor de candidatos del PRI, Peña Nieto intentó salvar la credibilidad de la Cruzada Nacional contra el Hambre de sus críticos.
De esta manera, Peña Nieto afirmó que el gobierno de la República no tolerará el uso electoral de los programas sociales, afirmó el presidente.
El presidente de México afirmó que contribuirá activamente para que prevalezcan las condiciones de diálogo y acuerdo con todas las fuerzas políticas del país, a las que convocó para establecer mecanismos que “blinden” el uso de los programas sociales y a cumplir con un único propósito: apoyar a quienes más lo necesitan para lograr un México incluyente.
Peña Nieto ofreció que los programas de gobierno se ajustarán estrictamente a sus reglas de operación para impedir desvíos o manejos sesgados y eventualmente partidarios.
“México vive una intensa vida democrática caracterizada por la pluralidad política y la diversidad de liderazgos. En democracia es natural que existan diferentes opiniones. Nuestra normalidad democrática permite la posibilidad de disentir, pero también de dialogar y asumir compromisos en favor de la Nación”, señaló Peña Nieto.
Al encabezar el Foro Nacional México Incluyente para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, el titular del Ejecutivo federal afirmó que el propósito esencial de la política social es mejorar la calidad de vida y fomentar la inclusión productiva de las familias que menos tienen, “estamos frente al tema que debe ser la razón ética de todo gobierno: asegurar un México incluyente”.
El presidente Peña Nieto destacó que incorporar al desarrollo a los mexicanos que enfrentan condiciones de pobreza y vulnerabilidad, “es una obligación moral que tenemos como sociedad” y añadió que la nación enfrenta, además del reto de la pobreza y el hambre, el desafío de la desigualdad.
“Lograr un México incluyente es el mayor reto de nuestra generación, como sociedad y como país debemos atender la deuda social que tenemos con quienes más lo necesitan”, precisó al calificar como inadmisible que 46.2 por ciento de la población viva en condiciones de pobreza, no obstante las fortalezas y los recursos que tiene el país, y como inaceptable el que siendo la segunda economía de América Latina y la décima cuarta a nivel mundial, 7.4 millones de mexicanos vivan con hambre.