Su parentesco familiar en muchas opacó sus iniciativas y opiniones políticas. A pesar de la relación genética, Julieta Marín Torres defendió una vida política propia y no siempre coincidió con su hermano menor, el entonces, gobernador de Puebla, Mario Marín Torres.

En algunas de sus últimas apariciones políticas, Julieta Marín Torres, aún siendo legisladora federal por el distrito de Ajalpan (2009-2012), se reunió en el Complejo Cultural Universitario con la secretaria general del PRI, Ivonne Ortega Pacheco en el 2012.

La militante priista, originaria de Nativitas, sostuvo algunas posturas políticas que a los propios militantes de su partido, educados en la docilidad, los ruborizaban.

Por ejemplo, la polémica Ley de Protección de la Vida, una ley anti-aborto, promovida por el PRI y el PAN en el sexenio de Mario Marín, Julieta Marín, presidenta de la red de mujeres, se expresó en contra de la misma.

Además, Julieta Marín Torres se opuso a cambiar los estatutos de su partido, en la asamblea nacional de su partido celebrada en Puebla, para que se quitara el carácter nacionalista de la defensa de la soberanía energética y del petróleo.

Los cambios a los estatutos de su partido anunciaban ya en el sexenio pasado, el aire privatizador de la industria energética a la que los priistas actuales se entregaron.

Como todos los priistas del sexenio pasado, Julieta Marín Torres le organizó con su red de mujeres actividades proselitistas al entonces candidato a la gubernatura, Javier López Zavala, hoy legislador federal y aliado del gobierno estatal.

En sus últimas apariciones, Julieta Marín criticó que se les asignaran escoltas, pagados con recursos públicos a los exgobernadores, señalando que esos recursos deberían ser para cuidar a la ciudadanía.

A diferencia de sus hermanos, Julieta Marín Torres, careció del punch mediático de su familia en el auge sexenal de su poder, más bien transitó entre la herencia política familiar, un leve aire de cautela y proclamando su propia biografía política. Julieta Marín Torres no dirimió los entramados de la vida política estatal en partidos de futbol, como fue la usanza sexenal en el anterior gobierno.