Puebla se convirtió en la ciudad de los universitarios, al ser tomada de forma pacífica por miles y miles que realizaron la mayor marcha en la historia de Puebla,  para demandar seguridad, mientras la gente que se concentró en la avenida Juárez, les aplaudía y gritaba, “ustedes si son el futuro”.

Playeras negras, batas blancas, cartulinas con leyendas sin faltas de ortografía, el reclamo de ¿por qué nos asesinan si somos el futuro de América Latina? Fueron parte de toma de Puebla por parte de estudiantes de 16 a 79 años de edad, ya que el estudiante de Ingeniería Don Felipe también marchó, pero hubo de la Buap, Uapaep, Ibero, UDLA, Madero, Tecnológico de Puebla, Escuela Libre de Derecho, Normal del Estado, y decenas es instituciones más .

Fue desde las seis de la mañana, cuando comenzaron  a llegar a diferentes puntos de la ciudad jóvenes con playeras negras, cartulinas, esperando que ninguno de ellos fuera asaltado a esa hora, principalmente en la zona del Paseo Bravo donde se registra una gran cantidad de robos a estudiantes.

Con los primeros rayos del sol se veían los rostros del estudiante enojado, triste por la violencia que se vive, pero dispuesto a levantar la voz como no se había hecho en décadas.

La guerra natural guerra de universidades que se ha dado de manera natural, se paró, hubo la tregua no pactada para que todos fueran un solo bloque con un solo fin, la seguridad.

Los jóvenes que se mostraron el 19 de septiembre de 2017 tras los sismos, coordinando la ayuda en la Mixteca, fueron los mismos que salieron éste 5 de marzo a protestar, a levantar la mano mostrando la credencial de estudiante, y pedir al gobernador que los contara bien.

El libro de las frases

Los universitarios no solo marcharon, sino que dejaron leer las páginas de un libro, ahí escribieron lo que sienten, la vulnerabilidad que enfrentan como “Deja de violentar estudiantes o te pego con mi mochila”, “Hagan algo o los golpeo con mi guitarra”.

Asimismo el capítulo del enojo con la frase “Grita por los callados, por los que no tienen alas, por los que no volverán”, “La Beca de AMLO incluye ataúd”

No faltó el recuerdo materno “El único miedo que quiero tener es a la chancla de mi mamá”.

Pero el estudiante que llega Puebla a estudiar en busca de cambiar su futuro mostró el miedo en una de esas páginas que se tenían que leer “Soy Foráneo ¿Cómo se entera mi mamá que no llegué?”

Los enamorados también marcharon

Antes de las siete de la mañana, llegaron a los diferentes puntos las parejas de enamorados, pero no llevaban el muñeco de peluche que regalaron el 14 de febrero, o las flores, ellos iban tomados de la mano, o mostrando en la zona de la Upaep la bandera de la UAP, sin que fueran abucheados, por el contrario les aplaudían.

Bien protegidos

Don Julián, cuyo hijo estudia los primeros semestres de arquitectura en la Upaep, con un gafete escrito a mano que decía “Papa Upaep”, y el número de la matricula, señalaba orgulloso “Soy Papa vengo a apoyar a mi hijo, él junto con los demás van a cambiar Puebla, solo pido que Dios también los cuide”.

En el zócalo otra madre de familia decía, “ya no pude ver a mi hija, es estudiante de medicina, salió muy temprano, pero ellos son los que van a cambiar Puebla”.

El comercio abierto

A diferencia de otros días de manifestaciones como las que ocurrían hace cuarenta o cincuenta años en el centro histórico, donde se cerraban los comercios, o se daba el grito “ahí vienen los estudiantes”, ésta vez el grito fue “Ya vienen los estudiantes, saquen los garrafones de agua para darles de beber a los muchachos”.

Las torterías, cafés, diferentes giros comerciales no cerraron, las oficinas de Teléfonos de México, estuvieron abiertas, el estudiante se convirtió en el aliado.

El operativo montado por el ayuntamiento para limpiar las calles, no fue necesario, los universitarios no tiraron un solo papel, no había una sola botella de agua en el piso, no tenían que lavar paredes por pintas, el comportamiento fue ejemplar.

Se abrió Casa Aguayo

Mientras algunos criticaban que se hubiera colocado una valla de seguridad alrededor de Casa Aguayo, los estudiantes ni la notaron, y es que esta vez salió un gobernador a esperarlos, los recibió, y les dijo que dialogaría, no tuvieron que lanzar consignas para que se abriera las puertas del recinto oficial.

En las cuentas del twitter algunos políticos hablaban del blindaje, pero ni policías, ni estudiantes se dijeron algo, saben que el enemigo está en las calles, en el transporte público.

Miguel Barbosa recordó que él también participó en manifestaciones, y que a los universitarios no les podía cerrar las puertas.

Las lagrimas por una juventud viva

En el cruce Reforma-Juan de Palafox, con 5 de Mayo y 16 de septiembre El Mudo Más Oido, llevó su gran pancarta, animaba cada contingente. Rafael Salas, uno de los personajes que siempre participaron en las manifestaciones, ahora fue espectador, su rostro junto con el de otras personas mostraba los ojos rojos por las lágrimas que salieron al darse cuenta que en Puebla hay futuro, y son los miles de universitarios quienes lo representan.