“No todo lo que brilla es oro”, reza un refrán que viene al caso con esta carta dirigida a todas las autoridades del gobierno de Puebla, a varios columnistas y reporteros de diarios poblanos.
La carta no lleva remitente, sólo las palabras “Queja corrupción en la PGR”, con la intención de “acusar” a César Joaquín Sánchez Zepeda, quien esta a cargo de la Dirección de Investigación de Robo de Vehículos y Asaltos en Carretera, además de su secretaria, de quien omitiremos el nombre porque lo que se dice en su contra no nos consta.
En el segundo párrafo de la carta indica: “somos abogados postulantes”; luego entonces, se trata de más de dos y que sus quehaceres —aunque no son de un mismo caso— sí el rubro, el litigio penal. Y la carta prosigue: “hemos padecido un trato por más despectivo y denigrante por parte del personal que labora en la Procuraduría General de Justicia, principalmente en el área de robo de vehículos, dirigida por César Joaquín Sánchez Zepeda”.
Hasta aquí el mail parece indicar que un grupo de abogados se unieron para efectuar una protesta, aunque nadie se personalizó ni siquiera como organización. Al final de cuentas, se trata de una queja por malos tratos y no una denuncia anónima por venta de drogas u otros delitos considerados como graves.
Sin embargo, los quejosos se convierten —en los siguientes párrafos de la carta— como uno solo, y dice: “resulta que entre muchos de los asuntos que se ventilan en este ‘buffete jurídico’ hay una averiguación en trámite en una de las mesas de trámite de robo de vehículos, y es el caso que hace una semana nos presentamos a darle seguimiento a la misma y el auxiliar del Ministerio Público, un pseudo abogado me dijo que si quería que mi asunto saliera lo tendría que apoyar con 10 mil pesos, ya que él era quien dirigía la agencia y no el titular”.
En la carta el denunciante —quien sigue sin identificarse— no dice qué agencia, qué empleado, qué averiguación, nada.
Pero prosigue la queja: “este muchacho al ver mi evidente molestia y que de inmediato tome mi celular para grabarlo, me dijo ‘es broma lic, como cree, no se enoje, pero si usted quiere dejarle algo pues se lo agradezco’”.
Lo que sigue en la carta es que el abogado afectado, ya no el grupo de litigantes, dice que acudió a las instalaciones de la Dirección de Investigación de Robo de Vehículos y solicitó una audiencia con el director, pero fue tratado muy mal por su secretaria. Luego este funcionario lo recibió y resulta que César Joaquín Sánchez, no sólo no quiso recibirle su queja, sino que además tenía aliento alcohólico.
La narración de este abogado prosigue, ahora sí con el nombre del que dice le pidió 10 mil pesos.
“Aún así y pecando de inocente, le comenté al enamorado y romántico César Joaquín Sánchez Zepeda, de la conducta de uno de sus subordinados de nombre Ricardo Altamirano y su respuesta fue simple ‘no te preocupes licenciado, yo le checo y le jalo otra vez las orejas a Ricardo, no es la primera vez que se quejan de él’. Acto seguido se levantó diciéndome que iba a una diligencia, abrió la puerta de su privado, le hizo señas a su secretaría y se retiraron.”
La carta enviada a varios medios de comunicación contiene una queja en contra de un servidor público, pero carece de nombre y de remitente, solo se firma como “agrupación de abogados”.
Otras denuncias que han aparecido en esta columna llevan datos de los remitentes, sólo que por su seguridad solicitan estos no aparezcan y se les respeta el anonimato.
Este reportero a punto estuvo de visitar en calidad de indiciado una de las galeras del penal de San Miguel porque se negó a dar informes de quien denunciaba un caso de “narcomenudeo”, pero se impuso la ley y la protección a la víctima.
Recientemente, muchos afectados por malos tratos, actos de corrupción y quejas de otros tipos envían su reporte sin remitente, sin un solo dato preciso para fortalecer su queja, y sus largas cartas las elaboran con todo tipo de faltas de ortografía como para que no lo reconozcan.
Con todo respeto, la queja contra este funcionario debe de hacerse ante las autoridades competentes, y si así nos lo permite el afectado, que nos regale una copia y con todo gusto aquí se la publicamos.

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