En este México de excesos, defender a un líder sindical resulta imposible. Ni el mejor abogado del mundo puede tener armas para levantar una defensa a los supuestos representantes de los trabajadores.
Encontrar calificativos para estos personajes es la tarea más sencilla que pueda encargarse a un columnista.
Corruptos, transas, tramposos, marrulleros, rateros, ventajosos, oportunistas, mentirosos, traicioneros, ambiciosos y así puedo seguir sin detenerme hasta llenar páginas y paginas, sabiendo que la mayoría aplican a los cientos de líderes sindicales que abundan en este país.
Difícilmente encontraremos uno que se salve de todos estos “atributos”, por una simple y sencilla razón: los líderes sindicales son parte de la idiosincrasia de un país que nació y creció bajo la influencia de esta especie.
De lo anterior se desprende que el famoso Refugio Rivas, líder del Sindicato de Trabajadores del Colegio de Bachilleres no pueda ser apartado de ese lodazal en el que se revuelven estos personajes.
Sin duda, detrás de este sindicato deben existir corruptelas y abusos suficientes como para perseguirlo y lograr su linchamiento tanto político como legal.
No creo encontrar a un valiente que meta las manos al fuego por él.
Sin embargo, tampoco creo encontrar a otros valientes que se atrevan a apostar por la inocencia de cualquier otro líder sindical.
Y aquí es en donde me salta una pregunta.
¿Con qué calidad moral puede un gobernador perseguir a este sindicato, cuando su mentora política es nada más y nada menos que Elba Esther Gordillo?
Para nadie es un secreto lo que existe detrás del SNTE y la maestra.
Basta con revisar las notas y columnas periodísticas de los diarios nacionales en las últimas dos semanas para confirmar lo que todos sabemos, que el SNTE es el sindicato más corrupto de la historia política de México.
Al lado de Elba Esther Gordillo, Refugio Rivas es una inocente palomita.
¿Con qué cara hoy se desgarra las vestiduras el nuevo gobierno?
Es una pregunta que se quedará sin contestar.

Del Precioso al Mafioso
El día de ayer, Andrés Manuel López Obrador pisó tierras poblanas para ponerle el cascabel al gato.
Después de hacer una férrea defensa del líder del sindicato el Cobaep, se encargó de cuestionar abiertamente al gobernador Moreno Valle e ironizó sobre el tema diciendo que en Puebla pasamos de tener un “Gober Precioso”, para tener un “Gober Mafioso”.
Vaya comentario.

El diputado ¡fuaaa!
Quien perdió la cabeza víctima de los estragos del alcohol fue el diputado por Tecamachalco Inés Saturnino, quien después de haber sido detenido por una patrulla de Seguridad Pública Municipal el viernes pasado, ayer decidió salir ante los medios para exigir la renuncia del titular de la dependencia.
Nuestro simpático personaje no dijo que en medio de la borrachera hizo llamadas a cuanto funcionario vino a su mente, y buscó a Pablo Rodríguez Regordosa para que le hiciera el paro sacándolo del problema.
Fue tal la bronca, que su chofer fue remitido al MP en donde tuvo que pagar una fianza para salir libre.
Sin duda, el diputado en Puebla ya tenemos nuestra propia versión del “¡fuaaa!”