Parece que la inevitable aprobación de la Reforma Electoral que se llevará a cabo hoy en el Congreso local no será el único tema de incongruencia de nuestros diputados.
La posibilidad de derogar el artículo 86 del Código de Defensa Social, que imposibilita a los choferes del transporte público involucrados en homicidios imprudenciales obtener su libertad bajo fianza, también formará parte de la sesión de hoy.
Y es que el chofer disfrazado de diputado, Jorge Garcilazo Alcántara, presidente de la Comisión del Transporte, resultó ser el defensor de los pobres cafres de micros, combis y camiones con los que lidiamos los automovilistas diariamente.
Para el concesionario con fuero, los inocentes choferes deben ser juzgados como “todos los ciudadanos”, pues según él, el artículo 86 representa una “normatividad represiva en contra de los conductores”.
Dígame usted si no son chingaderas.
Claro, para hacer la derogación, el propietario de unidades de transporte público incluyó en el punto de acuerdo una serie de condiciones para que los cafres alcancen la libertad bajo fianza en caso de homicidio imprudencial, entre estas que el conductor no haya consumido drogas.
¿Cómo, Garcilazo Alcántara reconoce que los poblanos estamos en manos de choferes de transporte público que tienen bajo su responsabilidad vidas humanas y manejan bajo los efectos de las drogas.
No, pues sí estamos jodidos?
Tal vez el legislador panista, antes perredista, desconoce o no recuerda las estadísticas de homicidios imprudenciales que obligaron a los diputados a reformar la ley y mandar directo a la cárcel a los choferes de transporte público.
Quizá su memoria no registre que en la época del gobernador Melquiades Morales Flores, uno de estos inofensivos hombres al volante atropelló y mató a una maestra de la Universidad Autónoma de Puebla y provocó una de las manifestaciones más grandes de la historia de Puebla que encabezaron los universitarios.
Bien dicen que todos tienen un precio y Garcilazo Alcántara pretende cobrar la factura por cambiar de fracción parlamentaria que fue de izquierda a derecha.
Seguramente el gobierno del estado está dispuesto a despertar al león que existe en la universidad pública para que volvamos a tener un zócalo secuestrado y los edificios del Centro Histórico grafiteados con leyendas que exigen justicia por los intereses de una sola persona.
Eso sin contar a las cientos de familias que han tenido la desfortuna de perder a un ser querido por la imprudencia de un chofer que siempre, pero siempre, tiene prisa.
El muerto es el asesino
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