En el mundo futbolístico casi siempre la persona más necia es el director técnico. La verdad, nunca me e explicado por qué. Sin embargo, muchas veces los técnicos más triunfadores son los más pragmáticos, los que ponen a cada quien en su lugar y con base en eso intentan sacarle jugo a sus cualidades individuales en función del desempeño grupal; me viene a la mente gente como Manuel Lapuente, Víctor Vucetich, Jorge Viera y a nivel mundial Josep Guardiola; pocas veces un necio logra la gloria deportiva, y no la logra porque siempre cree que sabe más que todos, no es capaz de preguntar o de cambiar sobre la marcha lo que sale mal, por el simple hecho de que se piensan infalibles y la soberbia se los impide.
El caso del DT del Puebla Sergio Bueno es digno de análisis. Según aprecio, su sistema de juego funciona siempre y cuando se juegue con un 4-4-2, quizás sí, así lo siente y así le gusta, sin embargo en algunas ocasiones las condiciones de tus jugadores no se prestan para determinado tipo de planteamiento, aunque en el pizarrón se vea de “poca madre”. Recuerdo hace muchos años a José Antonio Roca dirigiendo a los desaparecidos Ángeles de Puebla con una necedad y una soberbia de antología, que al final y antes de que lo corrieran le representó 15 partidos perdidos de manera consecutiva; el señor Roca prefirió perder todos esos partidos antes de dar su brazo a torcer y reconocer que los jugadores con los que contaba no le permitían desarrollar el futbol que en alguna época desplegó con el campeón America, aunque el planteamiento fuera el mismo. Ayer en el Cuauhtémoc en la derrota de La Franja 2-1 frente al Santos Laguna. Entré por un momento al túnel del tiempo y vi a un técnico necio que volvía al planteamiento que le representaron derrotas frente al Atlante y a Jaguares, un equipo que si juega con solo dos centrales es sumamente vulnerable, ya que de esa forma sus centrales se ven francamente mal y peor aún frente a una escuadra que maneja a la perfección el tránsito y el control de la pelota; nunca cambió a pesar de que el “Mostro” Álvarez le había dado vida en un par de ocasiones tapando sendos remates a bocajarro al “Cepillo” Peralta, ni así entendió que era cuestión de tiempo para que lo reventaran, y si a eso le aunamos que la maldita indicación de salir jugando de todas todas nos ha representado a estas alturas la friolera de 5 goles (tres del Monterrey y dos del Santos) no funciona siempre y que en el futbol a veces también se necesita pegarle lejos e incluso donde sea, con tal de evitar un gol en tu portería, y si eso le parece poco le digo que el hecho de meter en un partido como éste donde estás perdiendo y decides meter a un novato como Campos (que es el menos culpable) teniendo en la banca a un jugador como Rodrigo Salinas quien es conocido por su desborde y llegada a línea final; honestamente no entiendo y, en serio, no son ganas de molestar, simplemente me parece que son situaciones que parecen tan simples que me niego a creer que el DT no las conozca o no las vea. Este planteamiento ya nos costó puntos contra Pachuca, contra Atlante, contra Jaguares y ahora frente a Santos. La pregunta simplemente queda ahí, ¿hasta cuándo don Sergio, hasta cuando? Vienen dos partidos complicadísimos frente a San Luis y a Cruz Azul, ambos como visitantes. Como quiera que sea, está tan compacta la clasificación general que el Puebla se encuentra a 5 puntos del superliderato, y estos dos partidos en patio ajeno podrían definir el futuro del Puebla en el torneo, también el de Sergio Bueno al frente del equipo.

Lobos BUAP
Los que reaccionaron en su visita a Neza fueron los universitarios, ahora dirigidos por Gerardo González; después de la goliza recibida la semana pasada, ahora en una cancha bien complicada y con goles de Jorge Zárate sacaron un empate 2-2 que los mantiene invictos en patio ajeno. Ahora no queda más que esperar la reacción del equipo en el Cuauhtémoc donde los malos resultados los han perseguido, quizás con González al frente la cosa pinte mejor para los licántropos. Nosotros veremos y diremos.
Seguiremos en línea.
Hasta la próxima.

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