Así podríamos resumir la agónica victoria del Puebla por 1-0 frente a los gallos de Querétaro, y es que pocas veces en los últimos años los Camoteros han obtenido un triunfo bajo condiciones tan raras, tan misteriosas y con sentimientos tan encontrados. Ayer en el Cuauhtémoc fui testigo de cómo —y desde mi muy particular punto de vista— las cosas en el vestidor se encuentran revueltas, y por más que se trate de negar y de disimular, las evidencias son tan claras que no dejan lugar a dudas. Para muestra le expongo tres situaciones: la primera tiene que ver con la falla del penalti por parte del mundialista Luis García, este jugador —créamelo— en condiciones normales no falla un penal en la forma en que lo hizo; a este tipo de jugadores la presión no les afecta, quizá les afecte la falta de armonía y la falta de respeto a su trayectoria. La segunda es la falta de concentración del colombiano Riascos, quien después de haber sido recriminado airadamente por su DT durante más de dos minutos logró un gol de antología, y en la emoción del festejo olvidó por completo que está amonestado, se quita la camisa, por lo que es expulsado en automático dejando al equipo en inferioridad numérica. Por ultimo, la expulsión de Gabriel Pereyra a tres minutos de haber ingresado al terreno de juego por una falta en media cancha en una jugada realmente intrascendente. Todas estas situaciones están fuera de toda lógica y de toda congruencia futbolista. En esos casos, la verdad qué puede hacer el técnico. Sin embargo, como tal, es responsable de mantener el orden, la armonía y el compromiso del jugador. A mi me quedó claro que al interior del grupo existe quien está a favor de la continuidad de Bueno y quienes ya no lo están, y eso es en verdad peligroso en un equipo profesional, que como sea puso por encima la importancia de la victoria que cualquier otro interés particular, aunque la duda y la pregunta quedan en el aire: ¿por cuánto tiempo más? A pesar de todo, los Camoteros con sus 16 puntos se encuentran en zona de clasificación, a un solo punto del octavo lugar de la tabla quedando cuatro partidos por disputarse, por lo que con una buena racha no es descabellado pensar en una clasificación, aunque estaría por verse si los jugadores jugarían con Bueno para llegar al objetivo. El tiempo para un cambio me parece que feneció, pues con cuatro juegos por delante y tres semanas de torneo se vería muy complicado lograr una sustitución exitosa; además, el hecho de que Sergio Bueno aceptara que si no clasifica al equipo no cobra los dos meses restantes, juega a su favor.
Ojalá la victoria tranquilice las aguas y los jugadores olviden las situaciones internas y en estas próximas tres semanas se dediquen única y exclusivamente a hacer lo que saben hacer bien: jugar en equipo e intentar clasificar porque sin duda todos tendrán beneficios económicos. Después, seguramente, se realizará un análisis profundo al interior de la directiva para determinar quién sigue y quién no; es ahora cuando los jugadores y el DT se juegan su futuro para el próximo torneo. Por lo pronto, el próximo domingo en Toluca tendrán otra prueba para definir su futuro.

Lobos BUAP
Los que siguen sacando buenos resultados como visitantes son los universitarios, que ahora empataron 2-2 en Cuernavaca frente al Pumas Morelos, partido en el que lograron tener una ventaja de 2-0 y que por desgracia no lograron capitalizar en un triunfo. Lástima, porque sin duda si este buen torneo en campo ajeno se hubiera capitalizado con buenos resultados, en casa seguramente otro gallo les cantaría. Por lo pronto también les quedan cuatro partidos, empezando el próximo domingo en el Cuauhtémoc frente al poderoso Irapuato. Veremos si los Licántropos son capaces de ponerle el cascabel al gato.
Nosotros, como siempre seguiremos en línea.
Hasta la próxima.