El día de ayer se llevó a efecto la elección para la renovación de los cuadros dirigentes del sindicato más importante de la entidad: el Sindicato Independiente de la Volkswagen de México (SITIAVW). Como en todo organismo corporativo, la representación política está entretejida por controles verticales y horizontales, por “poderes últimos” sólo descifrables para un pequeño puñado de trabajadores donde la “meritocracia” parece ser el mecanismo capaz de distinguir entre compañeros prominentes, líderes y simples trabajadores.
Sin embargo, y más allá del mito que en sí mismo implica la idea de la representación política en un sindicato, con estructura vertical y liderazgo personalísimo, en las coaliciones de intereses adscritas a las nueve fórmulas que contendieron por la presidencia del Comité Ejecutivo General del SITIAVW destaca, al menos en el simbolismo de sus formas y figuras con los que fueron identificados, la idea de la masa, de la fuerza organizada y contenciosa, casi de choque en favor de los intereses de la clase trabajadora. Una verdadera —y encantadora— reminiscencia de otros tiempos para una corporación moderna, organizada sectorialmente pero en funciones gracias a un complejo entramado de autonomías y coaliciones sindicales.
Las casillas fueron abiertas en punto de las 7:05 horas. En menos de una hora más de 765 trabajadores presentaron sus credenciales ante alumnos de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Puebla, quienes fungiendo como secretarios de casilla constataron la pertenencia de los votantes al padrón electoral, y verificaron la coincidencia de nombre, número de trabajador, fotografía, entre otros. En coordinación con el Instituto Federal Electoral que apoyó con asesoría técnica, tinta indeleble y mamparas de votación, ambas instituciones brindaron de buena fe certeza a un proceso en donde la última palabra la tuvieron los trabajadores sindicalizados de la Volkswagen de México.
Esta fiesta cívica sorprendió por su copiosa participación. Para las 15:00 horas las urnas correspondientes a las ocho divisiones que comprende la automotriz contenían aproximadamente 4 mil 590 boletas sufragadas. Casi media planta desfiló frente a las instalaciones de su sindicato ubicado en la 16 Poniente 5315 y atravesó de las mesas del padrón a las mamparas dentro de un amplio salón usado para asambleas, un pequeño camino que los conducía a las urnas y eventualmente a los nueve aspirantes a presidir el Comité Ejecutivo General del SITIAVW que estaban ahí para saludar, y tal vez hasta para “amarrar” con la mirada el último convencimiento ante sus probables y más que seguros votantes.
Para el tiempo en que esta columna fue escrita se proyecta la participación de alrededor 7 mil 458 trabajadores sindicalizados —más de 70 por ciento del padrón—. Desde luego, se trata de una herramienta que la estadística nos proporciona para inferir un resultado en sí mismo incierto; para dar certeza a algo que se avizora como conflictivo y tal vez como problemático, no hay que esperar a que la realidad nos desmienta.
A pesar de que no se infiere un resultado muy cerrado entre la primera y la segunda fuerza más votada, más de medio centenar de las boletas fueron “presuntamente” anuladas por la Comisión Electoral, en virtud de que la fórmula 7, “Fuerza Obrera”, no tenía impreso de manera correcta sus colores en las boletas y sin embargo detrás de las mismas se encontraba el sello de esa misma fórmula que avalaba la documentación electoral. Las casillas cerraron a las 20:00 horas, pero puedo asegurarle que bien entrada la mañana del día de hoy las coaliciones de intereses vinculantes del SITIAVW de México apenas irán llegando a un acuerdo.
El arte de la política